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Pablo bUSTO | Entrenador del Ceares, rival del Sporting en Copa

“Quizá nunca se vuelva a repetir un partido de Copa entre dos clubes gijoneses”

“El Ceares tiene una gran masa social, una idea contra el fútbol moderno y la opinión de sus seguidores cuenta”

Pablo Busto Marcos León

Hacer historia se ha convertido en algo cotidiano en los últimos meses para Pablo Busto (Salas, 38 años). El técnico del ascenso a Segunda RFEF del Ceares dirigirá desde el banquillo teyero el partido frente al Sporting en Copa. Y lo hará como local en El Molinón, el estadio donde mamó fútbol cuando era crío y acudía acompañado de su padre.

–Empezó desde abajo…

–El primer equipo al que dirigí fue el infantil B del Estudiantes.

–¿Cuántos años tenía?

–24 o 25.

¿Y cómo empezó?

–Hice el curso de entrenador. Allí conocí a Sañudo, director deportivo del Estudiantes. Al año siguiente me llamó.

–¿Y no se marcó ninguna meta?

–No. Simplemente llegó. Luego fue el paso a juveniles. Después me tocó crecer con Pablo (Lago, hoy segundo técnico de la Ponferradina). Y desde Primera Regional hasta Segunda RFEF con ascensos. Es decir: pasé por todas las categorías.

–¿Ha perdido más dinero del que ha ganado con el fútbol?

–(Piensa) Probablemente.

–¿Nunca pensó en dejarlo?

–No. Es que a mí me gusta el fútbol. ¿Malos momentos? Siempre los hay. Pero el día que no tenga nervios o tensión antes de los partidos, el día que no tenga ese gusanillo, probablemente lo dejaré. Porque será que ya no me motiva.

–¿Es esta etapa en el Ceares, haciendo historia en Segunda RFEF, la más motivante para usted?

–Claro. Es un reto dar visibilidad al club, a mí, y al trabajo que vengo haciendo desde hace muchos años atrás. Es una experiencia única competir por Castilla y León, Galicia o en Madrid.

–Tiene que ser raro esto de cumplir sueños.

–Es que yo el fútbol nunca me lo plantee como un sueño, sino como ir paso a paso e ir cumpliendo metas. Fui quemado etapas. Cuando me llamaron para ser entrenador de Primera Regional venía de ser segundo entrenador de Tercera y no se me cayeron los anillos.

–Pero el fútbol sí le ha quitado alguna noche el sueño.

–Muchas... muchas. Como entrenador quieres controlarlo todo. El día después del partido, esa noche, es la peor. Tienes encima la tensión del partido. Me cuesta mucho, mucho, dormir.

–Dicen que es muy tímido.

–Sí.

–¿Se puede liderar un grupo siendo introvertido?

–Soy introvertido, tímido, pero en el fútbol me transformo. Llego al vestuario y soy otro.

–En el fútbol, ¿se sufre o se disfruta más?

–Se disfruta sufriendo. Para disfrutar necesito tensión y adrenalina.

–¿Competir con el Ceares en Segunda RFEF es un marrón o una oportunidad?

–Es una oportunidad muy grande. Por todo. Por la exposición. Para el club, porque tiene un altavoz muy grande para enseñar los valores que tiene; para los jugadores para mostrarse, y, claro, para mí como entrenador. Para mí el Ceares es el mejor club del mundo. Es el sitio ideal para estar y crecer. Todos sabemos cómo es este negocio del fútbol. Y en cualquier otro equipo con la situación en la que estamos ya me habrían echado.

–¿Es un club distinto?

–Mucho. Tiene una masa social grande y una idea de odio al fútbol moderno. Aquí la opinión de los seguidores cuenta. Es un club muy familiar. Todo me ha hecho sentirme como en casa.

–La gente en el barrio de Ceares le para y le da las gracias.

–Sí. Y están muy contentos. Siempre les digo “está bien que estéis contentos, pero también nos tenéis que exigir”.

–El martes juega contra el Sporting en ese histórico duelo que se celebra en El Molinón y usted es muy sportinguista.

–De pequeño era incluso socio. Iba a El Molinón. Veo muchos partidos del Sporting. Aquí hay jugadores y directivos que son del Sporting y que por la mañana juegan en La Cruz o van a ver al Ceares y después por la tarde van como socios a El Molinón.

–En el Ceares ni los jugadores ni los técnicos viven exclusivamente del fútbol.

–No. Hay gente que está pidiendo el día. Otros que llegarán a jugar el partido tras trabajar ocho horas. Alguno se levanta a las seis de la mañana, pero no es una excusa.

–Ahora que el Sporting está como está. Una victoria podría atornillar más a Gallego.

–No lo vemos así. Para nosotros es el premio final a la temporada histórica que hicimos el año pasado. Nosotros antes del partido lo vamos a vivir como una fiesta y después…

–No van a salir rendidos de antemano, claro

–Nosotros vamos a salir a ser nosotros mismos, con personalidad. A enseñar en El Molinón a toda la gente que somos un equipo atrevido y valiente.

–¿Y qué significa para Gijón?

–Tiene que ser la fiesta del fútbol gijonés. Ya no es que sea la primera vez en la historia que pasa un partido entre dos gijoneses y quizás no suceda nunca.

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