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Por la izquierda, Juan Emery con su hijo Unai, su nieto Lander, y su mujer Amelia Etxegoien en una foto familiar. | LNE

Juan Emery, el portero culto del Sporting al que una lesión en un dedo frenó su etapa en Gijón

“Siempre iba con un libro o un periódico bajo el brazo y tenía maneras de tipo inglés”, dicen los excompañeros del padre del técnico del Villarreal, rival en Copa del Rey de los rojiblancos

Gijón es una ciudad querida en la familia Emery. El paso de Juan Emery Alza (Irún, Guipúzcoa, 1933-2015) por el Sporting duró dos años (1962-64), pero el respeto a los colores rojiblancos quedó en herencia para sus cinco hijos, especialmente en uno de los más futboleros, Unai. El ahora entrenador del Villarreal pisará pasado mañana El Molinón como rival en Copa del Sporting, el mismo que defendió su padre, un guardameta al que sus excompañeros recuerdan como un hombre “campechano e intelectual”. “Después de los entrenamientos siempre le podías ver caminando con una vara de bambú y un libro o un periódico bajo el brazo. Le gustaba mucho leer”, cuenta Alonso.

El que fuera defensa del Sporting durante 13 años destaca el gusto por la lectura de Emery como algo exótico dentro del fútbol de la época. Afición que no le alejó de lo convencional. “Tenía muchos detalles con los jóvenes. Hicimos buena amistad e íbamos mucho al bar Riscal, por detrás del desaparecido Tívoli. Gran persona. Me hubiera gustado traerle a mi partido de homenaje, pero fue imposible”, dice Alonso. Cuentan los excompañeros que Juan Emery no se había casado aún con Amelia Etxegoien durante su etapa en Gijón y residía en el barrio de La Arena, cerca de otro miembro del equipo, Juan Eraña.

“Era listo, buena persona y tenía capacidad de mando, tanto dentro como fuera de la caseta”, remarca Eraña, que destaca también la habilidad bajo palos del guipuzcoano. “Era, sobre todo, ágil”, comenta sobre el vasco, al que una lesión en un dedo le hizo jugar poco durante su segundo año, sumando finalmente 49 partidos oficiales. En camino viene otro Emery que apunta maneras bajo palos. Lander, su nieto e hijo de Unai, juega de portero. La saga, por tanto, continúa. “Llegó al Sporting siendo un jugador con experiencia. Le conocí cuando subí de los juveniles y puedo decir que además de un excelente portero, era una excelente persona”, asegura Manuel Vega-Arango. El expresidente del Sporting era entonces jugador rojiblanco y, más tarde, ya como máximo dirigente de los gijoneses, se cruzó con su hijo, Unai. “Siempre alabé ante él la figura de su padre”, recuerda.

“Era sobrio en la portería y tenía maneras de tipo inglés fuera”, cuenta Alberto, exsportinguista y leyenda del Atlético de Madrid. “Con lo mucho que le gustaba el fútbol, imagino que estaría muy orgulloso de la carrera que está haciendo su hijo”, concluye Alberto sobre aquel portero culto que dejó la huella de los Emery en El Molinón.

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