Un fallo eléctrico provocó alrededor de las siete y media de la tarde de ayer una explosión en la locomotora de un tren de Feve que acaba de llegar a la estación de Sanz Crespo de Gijón procedente de Candás. Los viajeros que habían utilizado el servicio de cercanías acababan de abandonar los vagones, por lo que, a pesar de las intensas llamas y de la densa humareda que provocó la deflagración, el suceso se saldó sin heridos. La actuación de los Bomberos del Ayuntamiento de Gijón en la locomotora obligó a cerrar todos los andenes de la estación durante media hora, provocando importantes retrasos en diversos trayectos.

"Estaba tranquilamente tomándome un café para esperar a una amiga con la que iba a ir a la Pola y escuché una explosión, como si fuera un golpe muy fuerte", relataba tras el suceso Mari García, vecina de Laviana. Esta testigo asegura que en la estación se vivieron momentos de pánico hasta que la Policía se hizo cargo de la situación. "Yo estaba fuera y cuando llegué los Bomberos no me dejaban pasar, pensé que tenía que ser algo muy gordo y me asusté", relataba por su parte Georgina Iglesias. "La gente salió de la estación corriendo, había críos llorando, yo estaba muy asustada", enfatizaba Mari García. Los usuarios agradecían "que el vagón no explotara cinco minutos antes con toda la gente que había venido aquí del Día de Asturias en Candás".

Los Bomberos gijoneses tuvieron que trabajar durante más de 20 minutos para apagar por completo las llamas que salían de la locomotora del tren de Feve. Alrededor de las ocho y cuarto la Policía Nacional, la Policía Local y los responsables de seguridad del Adif -Administrador de Infraestructuras Ferroviarias- volvieron a abrir las puertas de la estación para permitir que se reanudaran los viajes. Varios usuarios se vieron obligados a poner una reclamación a Feve para que les devolviera el dinero del trayecto a Candás de las ocho de la tarde, que quedó suspendido.

La explosión de la locomotora de Feve volvió ayer a enervar los ánimos de los viajeros de esta compañía, que llevan meses lamentándose del mal estado en el que se encuentran los vagones que se utilizan para el servicio de cercanías. "Llevo once años usando el tren desde Oviedo a Pola de Siero y creo que pasa poco para lo que podría pasar", lamentaba ayer en la estación María Teresa Osoro. "Cuando no se estropea una cosa se fastidia otra, ¿en manos de quién estamos?", se preguntaba esta usuaria. "Cualquier día va a haber un accidente gordo y va a pasar algo grave como las cosas sigan así", advertía. Las quejas se suman a las que a lo largo de los últimos meses vienen manifestando también, a nivel más local, los usuarios gijoneses tanto de Renfe como de Feve, que protestan por la lejanía del centro de la estación provisional que se ha habilitado para los ferrocarriles que llegan a Gijón a la espera de la conclusión en un futuro del plan de vías para la eliminación de la barrera ferroviaria de la ciudad.