David Oubel, el parricida de Moraña, criado en Avilés, puso a la venta la casa en la que se produjo el doble crimen una semana antes de cometerlo. El presunto asesino publicó un anuncio a través de su inmobiliaria en el que pedía medio millón de euros por una "casa restaurada en núcleo rural". Añadía en el anuncio que la vivienda tenía "excelentes calidades y diseño interior vanguardista". Aportaba además otros datos, como que la parcela contaba con "800 metros cuadrados, calefacción por suelo radiante, chimenea en el salón, garaje para dos coches y piscina para niños". Lo terrible del caso es que acompañaba el anuncio con diversas fotografías, entre ellas la habitación en la que pernoctaban las niñas y donde se produjo el crimen.

Una de las menores fue hallada cubierta sobre una de las camas, la otra debajo, posiblemente tras intentar escapar del brutal ataque perpetrado por su padre. Oubel no sólo habría decapitado a las pequeñas, sino que les habría mutilado la cara con la radial, desgarrándoles la boca con esta herramienta de construcción. Oubel, que se ha encerrado en el más absoluto mutismo sobre lo ocurrido, y que no parece mostrar el más mínimo arrepentimiento, compró la herramienta un día antes del doble crimen e incluso bromeó con contarle la mano al dependiente que se la vendió. Antes del crimen, Oubel también vendió los perros de raza con los que competía.

Oubel permanecía ayer todavía en la prisión de A Lama, pese a que anteayer, jueves, había trascendido su traslado a la cárcel de Mansilla de las Mulas (León), debido a las amenazas de muerte que está recibiendo de otros presos. Oubel volvió ayer, viernes, a los Juzgados de Caldas, donde ya estuvo el jueves, para realizar una prueba pericial. Un grupo de personas concentrado ante los Juzgados le recibió al grito de "asesino".