La Policía de Dallas confirmó ayer a Micah Xavier Johnson, reservista del Ejército de 25 años, como el principal sospechoso de los disparos que causaron la muerte a cinco agentes e hirieron a otros siete y a dos civiles, durante el transcurso de una manifestación convocada para denunciar la violencia policial contra la comunidad negra, la noche del jueves en el centro de la ciudad texana.

En las primeras versiones difundidas sobre el tiroteo se especuló con la posibilidad de que hubiera varios asaltantes e, incluso, el jefe de la Policía de Dallas, David Brown, habló de que éstos se habrían apostado en posiciones elevadas como "francotiradores" y que condujeron el ataque como una "emboscada".

Tras el caos inicial -testigos presenciales confundieron los disparos contra la manifestación con fuegos artificiales-, Johnson se atrincheró durante más de hora en el aparcamiento de un centro educativo. Allí terminaría perdiendo la vida a causa de un robot explosivo que le envió la policía para liquidarlo.

Antes, durante el asedio y el intercambio de fuego entre ambas partes, los agentes trataron de negociar con el tirador y así supieron que Johnson estaba "enfadado con los blancos" y que "quería matar gente, especialmente a policías blancos", según relató Brown.

El asaltante aludió explícitamente a las últimas muertes de ciudadanos negros a manos de la Policía y se desmarcó de la organización convocante de la protesta. En el momento de los disparos, marchaban por la ciudad 800 personas y 100 agentes las custodiaban. Johnson aseguró, según la versión oficial, que había colocado bombas en el estacionamiento en el que se encontraba, así como por el centro de la ciudad, lo que provocó la posterior búsqueda de paquetes sospechosos, sin que se hallara ninguno. Aparte de confirmar la identidad de Johnson, las autoridades mantienen bajo custodia a tres personas por su presunta participación en el tiroteo, si bien tanto Brown como el alcalde de Dallas, Mike Rawlings, evitaron dar más detalles sobre las circunstancias en que se desarrolla el operativo, que anoche continuaba abierto. Y si, como relató el fallecido, él, efectivamente, fue el único tirador.

La manifestación de Dallas era una de las muchas que el jueves se celebraban en grandes ciudades de Estados Unidos como Nueva York, Los Ángeles o Atlanta, en protesta por los últimos incidentes de violencia policial con tintes racistas registrados en el país. En concreto, la movilización fue convocada tras las muertes de Alton Sterling, un hombre negro al que dos policías blancos dispararon el martes a quemarropa cuando lo tenían reducido en el suelo en Baton Rouge (Louisiana) y del joven Philando Castile, muerto el miércoles en Falcon Heights, en Minesota, al dispararle un policía que le detuvo en su vehículo por llevar un piloto del intermitente de su vehículo roto.

Como consecuencia de la masacre, los virtuales candidatos a la presidencia de EE UU, la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump, condenaron los ataques y suspendieron los actos de campaña que tenían previstos durante el día de ayer.