Un tractor de pequeño tamaño quedó ayer encallado en la playa de Barru (Llanes) mientras trabajaba en la recogida de algas de arribazón. El conductor del vehículo y las personas que faenaban con él y que trataron de ayudarle salieron ilesos del incidente, ocurrido poco antes de las tres de la tarde. Según relataron varios testigos, la escasa potencia del tractor y el hecho de que la marea estuviera subiendo (y no bajando, como suelen cogerse las algas de arribazón) podrían haber influido en la avería que sufrió cuando se había adentrado unos 60 metros, a la altura de Los Sorraos.

Con todo, también a los vehículos de mayor envergadura que trataron de sacarle del agua les costó salir a la arena seca e incluso uno llegó a averiarse. Algunos de los recolectores que faenaban con el accidentado trataron de formar una cadena para arrastrarlo, pero los esfuerzos fueron en vano y finalmente tuvieron que desistir y dejar allí el vehículo, que a las cuatro y media de la tarde ya estaba totalmente sumergido bajo el agua. Su propietario tendría que esperar a la bajamar para recuperarlo, aunque ayer en Barru nadie dudaba de que habrá quedado inservible.

El suceso habría quedado en una anécdota con daños materiales y final feliz de no ser por el problema que subyace en el colectivo de recolectores de algas de arribazón. El uso de malla metálica o "rastrilla", la herramienta que se acopla al tractor y que permite extraer ocle en mayores cantidades, genera división entre quienes se dedican a ello. En septiembre, más de una docena de recolectores de algas (de los que muchos emplean tractor) pidieron al Principado que regulase el uso de las "rastrillas" por el riesgo de que "ocurra una desgracia" con quienes recogen las algas a pie, y también porque la herramienta rompe las balsas de algas cuando aún no se han depositado en la costa.