El desánimo y la desesperación que cundían ayer entre los equipos de rescate se convirtieron en aplausos y abrazos cuando dos supervivientes fueron rescatadas de entre los escombros del hotel sepultado por la nieve en el centro de Italia. Al cierre de esta edición, el jefe de Protección Civil, Fabrizio Curcio, acababa de informar de que habían sido localizadas con vida diez personas, de las que ya estaban a salvo cuatro niños y una mujer. Permanecían atrapadas las cinco personas restantes que fueron localizadas con vida y a las que las autoridades tratarían de rescatar durante la noche.

El hotel Rigopiano es un fantástico resort de lujo de cuatro plantas y 43 habitaciones construido a 1.200 metros de altitud en el macizo del Gran Sasso, en la cordillera de los Apeninos. Sus ocupantes y los residentes de la localidad de Penne, la más próxima al complejo hotelero, pasaban incomunicados la mayor parte del día desde el pasado 13 de enero a causa de la nieve.

Pero el pánico se desató el pasado miércoles. Cuatro violentas sacudidas, probablemente provocadas por los últimos terremotos registrados en el centro de Italia, provocaron una avalancha de nieve desde una altitud de 2.500 metros que arrancó el edificio del suelo y lo arrastró unos 10 metros más allá de sus cimientos. Los servicios de rescate encontraron incluso colchones a 400 metros de distancia.

Ni los equipos de rescate ni los habitantes de Penne albergaban esperanzas de encontrar con vida a alguna de las 30 personas, entre trabajadores, clientes y el propietario, que estaban atrapadas en el interior del hotel.

Sin embargo, y contra todo pronóstico, ayer por la mañana se obró el milagro. Los primeros en salir a la luz del día fueron la esposa y el hijo (en estado grave) de Giampiero Parete, que consiguió salvarse porque había salido al coche a buscar una pastilla para mitigar el dolor de cabeza de su mujer. Otro hijo del matrimonio también estaba atrapado.

Madre e hijo, junto con otras cuatro personas, habían conseguido protegerse de ser aplastados por la nieve escondiéndose en una estancia subterránea de la cocina, lo que les permitió comer e incluso encender un fuego. Ése fue el primer indicio que los rescatadores tuvieron de que había vida bajo aquel caos.

Los rescates se fueron sucediendo: tres, cuatro, cinco... Los que esperaban fuera lo hacían entre lágrimas, aplausos y gritos de "bravo". "Apenas nos han visto estaban muy felices y no han conseguido hablar", afirmó el vicebrigadier del rescate alpino de la Guardia de Finanzas, Marco Bini.

Las labores de rescate continuarán durante toda la noche, una vez que se sabe con certeza que hay más personas dentro del hotel. Pero además, las circunstancias apremian, ya que han empezado a subir las temperaturas y "aumenta el riesgo de nuevas avalanchas, especialmente por la parte de atrás del hotel", alertó Bini.