La vivienda que se incendió anteayer sábado en la zona marginal de La Landa, en el barrio bilbaíno de Zorroza, estaba sentenciada al derribo, pero aún así servía de cobijo a veintena de familiares de etnia gitana. La mayor parte pudo salvarse, arrojándose por las ventanas, pero en la buhardilla quedaron atrapados el matrimonio formado por Joaquín y Rocío Jiménez, con sus hijos César y Jenny, de dos y tres años. El hombre, de 23 años, murió asfixiado; la mujer, de 20, y los niños fueron encontrados carbonizados, los pequeños abrazados, su madre tendiéndoles una mano.

Esta imagen resume la crudeza de la tragedia que ha golpeado uno de los barrios más desfavorecidos de la capital vizcaína. Los cuatro familiares fallecidos habían residido en el barrio avilesino de La Luz, donde viven sus familiares, dedicados a la venta ambulante. Los cadáveres permanecían ayer en el Instituto de Medicina Legal. Aunque los tres cuerpos carbonizados han sido reconocidos por sus familiares, se han realizado pruebas de ADN para su identificación a efectos formales. Por el momento se desconoce dónde serán enterrados.

Aunque el sábado se apuntó a que el fuego se hubiese iniciado en el portal del edificio, ayer se supo que las llamas comenzaron con toda probabilidad en la buhardilla donde dormían el matrimonio y sus dos hijos, que no tuvieron posibilidad de escape. Los Bomberos del Ayuntamiento de Bilbao y los agentes de Ertzaintza que participaron en el rescate están aún impresionados por la violencia de este fuego y las escenas que tuvieron que contemplar. No solo estaban los cadáveres. En torno a la vivienda encontraron a una veintena de personas, algunas de ellas malheridas, con fracturas por la caída desde los pisos altos de la vivienda y la piel "hecha jirones" por efecto de las llamas.

Los heridos en este pavoroso incendio mejoran en los centros en los que están hospitalizados. Dos de ellos, los padres de Joaquín Jiménez (suegros de Rocío y abuelos de los niños fallecidos), continúan en estado grave, el hombre con quemaduras en el 30 por ciento del cuerpo y varias fracturas; la mujer, con quemaduras en el 60 por ciento cuerpo. Quedan otros tres ingresados: una joven de 23 años con fractura en vértebra lumbar; un chico de 21 años con lesiones en tobillo, cadera y columna; y un niño de 10 años, intoxicado por el humo.

En el exterior de la vivienda estuvo ayer un retén de bomberos y una patrulla de la Ertzaintza, para evitar que el fuego se reavivase. El edificio colapsó hacia el interior, lo que está dificultando la toma de muestras para esclarecer el origen del fuego. La investigación llevará tiempo.