La suerte está echada para "la manada", los cinco jóvenes sevillanos acusados de violar en grupo a una chica de 18 años en los Sanfermines del año pasado. El juicio quedó ayer visto para sentencia después de que los abogados defensores pidiesen la absolución de sus defendidos aludiendo a "pruebas viciadas" y "presiones mediáticas". Los tres abogados defensores que intervinieron en la última sesión del juicio -celebrado como el lunes a puerta abierta- insistieron en que no hay pruebas que contradigan la versión de los cinco acusados de que las relaciones sexuales fueron consentidas. Los acusados proclamaron su inocencia al ejercer su derecho a la última palabra.

El abogado Agustín Martínez Becerra, defensor de tres de los cinco acusados, negó los cargos sustentados en unas pruebas a su juicio "viciadas de origen". El abogado indicó que la propia denunciante había admitido que, por su comportamiento, los acusados pudieron entender "que sí o que no" había consentido las relaciones sexuales. Los hechos "fueron consentidos, no hubo agresión sexual, sino una relación consentida y placentera".

"No son modelo de nada", incluso "patanes", "pueden ser imbéciles" en algunos aspectos, "simples, infantiles y primarios" con el fútbol o las relaciones sexuales, "cuantas más mejor", pero son "trabajadores" y "buenos hijos" y se "está destruyendo" su imagen y su nombre "sin que hayan cometido el delito", aseguró. "El 7 de julio de 2016 no hubo ninguna agresión sexual en la calle Paulino Caballero", concluyó Martínez Becerra.

Jesús Pérez, abogado del guardia civil acusado, afirmó en la exposición de su informe final que la declaración de la víctima estuvo "influenciada por terceros" y también "instrumentalizada". Pérez sostuvo que comunicó al tribunal antes de que se celebrase el juicio que "la presión mediática podía influir en los testigos" y "eso es lo que sucedió".

Por tanto, puso en duda la objetividad del informe de la Policía Foral sobre los vídeos grabados por los acusados y también el realizado por las psicólogas del Juzgado, que acreditaba la existencia de estrés postraumático en la joven. Defendió, no obstante, el informe psicológico realizado por el perito de la defensa que, según dijo, indica que la denunciante "exageraba los síntomas de depresión y ansiedad" y había "rasgos histriónicos" en ella.

El abogado Manuel Canales, defensor del militar procesado, proclamó la inocencia de su cliente y aseguró que la joven madrileña presentó denuncia por el "pánico" que sintió al pensar que se habían grabado las relaciones sexuales con su móvil. Canales subrayó que la chica "no quería denunciar, se vio forzada por las circunstancias" y necesitaba "buscar una solución, una salida" si las grabaciones estaban en su móvil, que subió las imágenes a internet automáticamente.

El abogado indicó que, antes de llegar al portal donde sucedieron los hechos, "acordaron todos ellos mantener relaciones sexuales". Quizá, dijo, a la chica le sentara mal que la dejaran diciéndole, "con malas formas, muy mala educación y fuera de las reglas de la caballerosidad", que iban a "seguir la fiesta solos", pero los acusados "no huyeron".

"Inocente", se fueron declarado uno a uno los cinco acusados, para añadir que confiaban en la justicia, incluso "plenamente". Uno de ellos, el guardia civil que robó el móvil de la joven, se mostró "arrepentido" por ello y pidió "perdón".