La Guardia Civil detuvo ayer en Infiesto al presunto autor de los disparos recibidos por un vehículo estacionado frente al centro de salud. Fue el propietario del coche, un hombre jubilado de nacionalidad argentina, el que denunció el martes la aparición de dos impactos de bala -el primero atravesó la luna a la altura del conductor y el segundo entró por el techo- en su turismo, un viejo Saab sueco. Lo que no podía ni imaginar es que tras las pesquisas los agentes acabarían por detener ayer a su propio vecino, L. F. E. N., más conocido como "el Niño de Oro", un apodo ganado por vestir ropas de las mejores marcas.

"Me da mucha pena. No entiendo por qué lo hizo. No teníamos problemas, apenas nos conocíamos", apuntó el denunciante tras la detención, que se produjo poco antes de las 13.00 horas en el barrio de Pialla. Los agentes registraron seguidamente la vivienda de "el Niño de Oro", ubicada en el edificio Rialto, a escasos metros del ambulatorio de Infiesto, en la céntrica calle Covadonga. La inspección se alargó hasta pasadas las 15.30 horas y se saldó con la incautación de un arma. Por la trayectoria de las balas, se cree que el arrestado podría haber disparado desde la ventana de su casa. Los disparos fueron oídos por los vecinos a las 22.30 horas del lunes.

En un primer momento, el dueño del coche pensó que se trataba de daños producidos con una barra de hierro procedente de las obras de un edificio que se encuentra en construcción frente al ambulatorio. Fue más tarde, al abrir el vehículo, cuando se percató de que había restos de casquillos de bala dentro. "Si realmente fue mi vecino el que disparó, pienso que sabía que era mi coche, porque fue él quien me dijo que se alquilaba el piso una vez que coincidimos en la ferretería de Infiesto y me vio hacer la mudanza. Sigo sin dar crédito, porque nuestra relación no era mala, más bien casi inexistente", explicó apenado.

El detenido, que ronda los 51 años, es un viejo conocido de los agentes del orden; este mismo año le habían requisado en Infiesto una pistola detonadora, con la consiguiente sanción administrativa. Ahora "el Niño de Oro" se enfrentaría a un delito penal por daños e incluso por tenencia ilícita de armas.