Primer pacto presupuestario de izquierdas en el Principado con contribución y el visto bueno final de Podemos a sólo seis meses de las elecciones. ¿Tanto han cambiado los planteamientos de socialistas y podemistas en el último año para que lo que fue imposible hace doce meses haya sido una realidad ahora? Pues no, lo que han cambiado más que las propuestas de unos y otros han sido sus circunstancias, el entorno general de la política española y asturiana y también el particular de cada organización.
La llamada a las urnas está tan próxima y las incógnitas sobre lo que pueden decidir los asturianos en mayo son tantas, que los tres partidos de la izquierda se han decantado por no tensar la cuerda de la negociación presupuestaria y aceptar, sin más discusión, que lo menos problemático en estos momentos es sacar adelante las cuentas antes que volver a prorrogar, por segunda vez, las que habían pactado socialistas y populares en 2017.
A ninguna de las tres fuerzas de la izquierda, PSOE, Podemos e IU, les venía bien llegar a los comicios autonómicos siendo la causante de la ruptura de la negociación presupuestaria. Sobre todo, después de que el camino había quedado desbrozado tras los acuerdos alcanzados por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en Madrid, alianza que, finalmente y salvo sorpresa de última hora, va a quedar reducida a la mínima expresión, muy por debajo de las expectativas que se habían marcado (o al menos eso habían dicho) sus promotores.
Los tres partidos de la izquierda van a intentar sacar la mayor rentabilidad electoral posible a este pacto regional. En principio, quien respira es el Gobierno autonómico socialista, que aborda con estas cuentas un final de legislatura teóricamente plácido. Además, el actual presidente del Principado, Javier Fernández, deja a su sucesor como número uno en la lista del PSOE, Adrián Barbón, la herencia que deseaba. Y lo hace sin haber tenido que ceder en exceso en el toma y daca con los dirigentes del partido morado. Aunque para saber lo que realmente piensan de este acuerdo los asturianos (y más en concreto los votantes de izquierda) habrá que esperar a mayo.
