Pablo Casado Blanco, muy español presidente del Partido Popular, se perdió ayer el postre. Como no fue a la última sesión plenaria del Congreso de los Diputados, no pudo recoger los frixuelos que le esperaban junto a un hórreo en miniatura en el escaño 2802, el que pronto abandonará Segundo González García como diputado de Podemos. Era un regalo con picardía por aquello de los niños, los frixuelos y los hórreos que Casado dijo en Oviedo el día que vino a ungir como candidata a la Presidencia del Principado a María Teresa Mallada de Castro, pero el problema es que se pierdan los frixuelos, que Segundo quiso que Pablo se tomara con mala leche.
En corto y por derecho