Xuan Xosé Sánchez Vicente

¡Vaya Administración!

No crean ustedes que tengo, en general, un mal concepto de la Administración de los tiempos presentes. Ha mejorado mucho en todos los aspectos y la mayoría de los funcionarios son gente amable y efectiva. Son algunas complicaciones de la Administración, algunas de sus exigencias, las que no parecen tener otro sentido que complicarnos la vida. A veces, también, las cosas parecen estar hechas por cabezas descabezadas, no culpa del funcionario de a pie, sino de los discurridores de arriba, generalmente políticos.

Así, las recientes oposiciones a celador convocadas por el Sespa. Veintiséis mil personas se apuntaron a ellas, aunque luego sólo quince mil se han presentado. De entre todas las cuestiones que se pueden plantear al respecto, y que seguramente alguien planteará ante los tribunales, hay una escandalosa. ¿Nadie pensó que no se disponía de espacio para sentar a los examinandos con holgura suficiente entre sí para que no se copiasen? Pues no. Como informa LA NUEVA ESPAÑA y me han denunciado a mí personalmente varios opositores, la distancia entre unos y otros era tan escasa que muchos de ellos han podido copiar a su izquierda y a su derecha, es decir, se ha propiciado la injusticia de premiar al que no sabía o no había trabajado y castigar al que sí.

En otro ámbito de cosas, faltan galenos de muchas especialidades en toda España. Ahora bien, por razones económicas (tener facultativos más baratos) o prejuiciosas ("retirar a los viejos", igualar el retiro de todos?) se decretó la jubilación obligatoria de médicos a los 65 años. ¿Nadie pensó en las consecuencias? ¿Nadie se molestó en ver cuáles eran las posibilidades de sustitución? ¿Ni siquiera alguien se detuvo a recapacitar en los efectos de una medida ajena al departamento de la Administración de donde salió? Nadie.

¿Y la situación a la que ha llegado el conservatorio del Valle del Nalón? ¿Ninguna Administración es responsable? ¿Ninguna?

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