Te quiero, hermano

El dolor por el fallecimiento de un buen abogado, esposo, padre y amigo

Sé que no lo vas a leer, pero tengo que hablar contigo. Nuestra última conversación ha sido el triste reflejo de los días que nos toca vivir, con esta desgracia viral. Me dijiste "no quiero ni llamadas ni wasap", y te hice caso, de lo que me arrepiento, aunque me informaba tu querida esposa. Pero eres mi hermano mayor, no de sangre, pero sí el que me regaló la amistad, y como buenos "futboleros" que somos, siempre respetamos la jerarquía, algo difícil de concebir en estos tiempo de estridente "igualdad", sobre todo la jerarquía que marca la veteranía, y por eso te he obedecido, de lo que a todo pasado me arrepiento. Estaba en casa, queriendo estar a tu lado, por cuanto no estoy acostumbrado a desayunar sin hacerlo contigo, y ello desde hace nada más que 30 años, primero en el Chacal y últimamente en el Mar del Plata, siempre y cuando salvo señalamiento de juicio a primera hora que nos lo impidiese. Yo te pronostiqué que te ibas a recuperar y te pedí expresamente que te recuperases porque te necesito -puro egoísmo -, porque te necesitamos, y me he equivocado una vez más, y ahora te has ido. Soy abogado por tu culpa, sí, por tu culpa, porque encontré una segunda casa en el "despacho", y nunca nos hemos vuelto a separar. Y ello, aunque como habitualmente comentábamos, diez victorias no compensan una sola derrota. Buen abogado, buen esposo, buen padre, buen amigo, no te tocaba, pero esta tragedia se ha llevado a uno de los más grandes, ¡qué digo!, para mí, y puedo ser subjetivo porque soy abogado, y José Luis eres ahora mi cliente, el más grande abogado, compañero y sin duda amigo. No tengo palabras, me has cogido con el pie cambiado. No estoy preparado para esto. Nos quedaba tanto por recorrer, en las escapadas de fin de semana a Mestas de Con, tu punto de partida, y mi punto de acogida. Sabes que te queremos. Qué dolor más grande, dado que no te correspondía este momento de partida. De todos modos, sabes, tal y como hablábamos habitualmente, que nos reencontraremos (aunque tú no creas en exceso, en lo que predica el psiquiatra americano Brian Weiss), no sé en qué forma y manera, pero nos reencontraremos. Espérame, puesto que la partida de ese magnífico deporte llamado "chinchón" puede ser espectacular, entre Pepe Regadera, Salvador, Tú y "el inmortal"... este último, cuando le toque. Por cierto, me pidieron una especie de artículo en forma de recordatorio jurídico, pero hoy la defensa tenía otro cariz, adecuada a la personalidad del mejor tipo que he conocido y con mayor sentido del humor. Espérame, pero ten calma.

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