El Urro (1.522 m), techo del municipio de Belmonte, es la más renombrada montaña de la sierra de la Peña Manteca. Esta escarpada serranía, que se extiende desde el Sudoeste al Noreste delimitando las cuencas de los ríos Narcea y Pigüeña, está encadenada también por los picos Sotambios, La Palanca, Alto del Pozo, La Riegla y La Vallinona.
Varios son los lugares de acceso a esta montaña, pero en la presente ocasión elegimos Abedul (950 m), el pueblo más recóndito del concejo, que se localiza en el extremo sur de la sierra, al que se accede desde Boinás (carretera AS-310). El vehículo debe estacionarse al lado de la capilla de La Magdalena, para después marchar caminando por una pista hasta llegar al núcleo rural. Se supone que este enclave humano fue originado a partir de una braña vaqueira estacionaria y que, a través de los años, la estancia de los pastores se hizo permanente. Proseguimos con el itinerario yéndonos a la collada de Abedul por el camino tradicional, ascendiendo suavemente entre praderías y caserías y soslayando algún que otro desvío. Después seguimos el trazo del camino original jalonado de postes eléctricos que surten la energía al repetidor de TV situado en la collada. Por ahí nos posicionamos en la collada de Abedul (1.141 m) -1,2 km en 45 minutos de marcha-. Ésta es un panorámico lugar y enclave importante del Camino Real de La Serrantina o Camín Francés, de origen prehistórico. La collada de Abedul es también crucero de caminos y constituye un balcón hacia las montañas que rasgan las nubes de Somiedo, Ubiña y el resto de los valles que se alinean a los cordales inferiores de la región.
Desde la collada marcha a la derecha el camino del Chanu Pombranu y a la vez que baja otro camino a la braña Espines y San Esteban. Nosotros desde la misma collada nos dirigimos por el camino menos visible, que discurre al lado de la antena de TV, yendo directos a la gran finca del Prau Colláu, cerrada por muria y donde se levanta una gran cuadra. Por detrás de la misma tomamos un sendero que rotura el bosque de piornos marchando con un brusco cambio de rumbo al Oeste en horizontal y por encima de los prados. Muy pronto nos hallamos ante la fuente del Sabugu, un excelente manantial donde el agua mana a borbotones. Lo superamos y seguimos la marcha por ese sendero, que está poco transitado aunque mantiene su buena traza. Por ahí salimos a los Praos del Monte, con cuadras alineadas al camino. A nuestros pies nos quedan los prados de La Magdalena, lugares ubicados por encima del pueblo y donde se supone estuvo edificada la primitiva ermita de La Magdalena. La ruta prosigue por el sendero que se eleva ligeramente en medio del matorral de cotoyas, que cubre la ladera del monte El Sierru y dobla más adelante el cauce da La Vachina para encaramarse en la collada de La Bobia (1.229 m) -3 km en 1 h y 15 min de marcha-. Una espectacular panorámica nos brinda esta estratégica posición sobre el perfil cimero de La Manteca. La senda pasa a la vertiente opuesta, donde se observa a nuestros pies los paisajes cercanos de los Llanos de La Palanca, Las Campas y Bustiechu. Nosotros proseguimos con rumbo opuesto siguiendo la ruta por la ladera oriental, por donde vamos superando un laberinto de cotoyas y canchales de piedras que van perfilando la arista cimera de los Calastros del Pousadorio (1.427 m). Superados estos contrafuertes, nos presentamos sobre los últimos espolones cimeros que se posan en el rellano de la Chana (1.389 m). Por ahí coronamos la cima (1.522 m) -4,9 km en 2 horas de marcha-, donde se levantan una caseta, una antena de comunicación y el vértice geodésico con un buzón montañero.
Apostados en su pedregosa cimera contemplamos unas panorámicas de secular belleza que se extienden por toda la cordillera Cantábrica, Somiedo, el Aramo, así como los núcleos cercanos de Tineo, Boinás, Abedul, la explotación minera de oro de la sierra Begega y la rasa costera asturiana. Las ciudades de Gijón y Oviedo son también observadas desde la cúpula de esta montaña. Regresamos al punto de inicio por el camino de ida.
