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In memoriam

A don Luis Valdés García

Un párroco que pudo con todo El Berrón

La junta directiva de Festejos de El Berrón tuvo el gran acierto de elegir para pregonar las fiestas de San Martín de 2009 a uno de los nuestros. Sí, a un sierense nacido en Carbayín Bajo. Pero claro, allí en tan importante pueblo no era Don Luis, era "Luisito el de la ferretería", negocio que tenían sus padres conjuntamente con una tienda de muebles.

Estudió en el centro de la Pola, institución que habían fundado los emigrantes de Siero y Noreña en Argentina, conocido también en otra época como la Fundación Don Manolín. Posteriormente, Don Luis se fue a estudiar al seminario de Valdediós pero solamente pudo hacerlo un año, porque el vizcaíno Don Francisco Javier Lauzurica y Torralba, Arzobispo de Oviedo y Conde de Noreña como se decía y ejercía en aquel tiempo, consideró que aquellas instalaciones en el valle maliayés eran ideales para monjes pero no para jóvenes seminaristas, así que el incipiente seminarista cogió bártulos y libros y se fue al seminario ovetense a desarrollar la carrera eclesiástica.

Su primera misa la celebró en la parroquia de San Félix en Valdesoto el día de Pascua de 1957 y llegó el primer destino como coadjutor de la parroquia de Pola de Siero donde estuvo cinco años.

Eran tiempos difíciles y por utilizar el púlpito para defender a los obreros en la famosa huelgona, le llegó el traslado para la parroquia de Anleo en las cercanías de Navia. Otros curas de la cuenca minera se fueron o mejor dicho los llevaron aún más lejos, pero el entonces arzobispo Don Segundo no se había quedado muy a gusto en la decisión de los traslados y a Don Luís lo recuperó para este concejo. Corría el año 1964 y el entonces cura de El Berrón Don Manuel, más conocido como "Manolito el de los praos" que debía de tener abundantes posesiones terrenales, se retira a la casina que tenía en las cercanías de La Refractaria y deja vacante la parroquia de San Martín de la Carrera, haciéndose cargo de ella Don Luis en abril del año citado.

En aquel tiempo El Berrón contaba con poco más de 2000 vecinos, la misa y el resto de los oficios religiosos eran a la antigua usanza y a Don Luis le tocó adecuar las normas surgidas del Concilio Vaticano II que había iniciado Juan XXII. No era fácil. Las misas hasta entonces en latín, de espaldas a los feligreses y ya se sabe, hay costumbres que son difíciles de cambiar, pero su juventud pudo con todo, con muchas dificultades porque la modernidad se entiende mal en la iglesia, pero sabia desde el primer momento que todo era posible, que los vecinos de El Berrón eran un pueblo noble como pudo atestiguar a lo largo de estos años que ejerció como párroco , aguantando algún temporal que otro, que él, impetuoso como era -los años asegura que dan mucha tranquilidad- intentaba apaciguar de la mejor forma posible y la prueba más evidente es que le ofrecieron otras parroquias a lo largo de estos años y prefirió continuar en El Berrón.

Ahora, tras su fallecimiento, cuando había cumplido 89 años, recuerdo una anécdota cuando ejerció de pregonero en la fiesta de San Martín hace 11 años.

-Esti cura del Berrón que fue el pregoneru de les fiestas? ¿No era muy geniudu?

-No hom, lo quei pasaba ye quei gustaben les coses bien heches? por el libru? y ya sabes, hay mucha xente de piñón fiju?

-Ah, bueno, ya te entiendo?

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