Hace cuatro años, en las elecciones autonómicas, votaron 1.715 asturianos del exterior. Hace ocho pidieron votar 10.000. ¿Qué ha pasado? En el año 2010, PP y PSOE pactaron endurecer las condiciones del voto emigrante. ¿Quién tiene miedo y a qué? Si revisan las páginas dedicadas a la información política, todos los partidos ofrecen más o menos las mismas promesas: potenciar el turismo, los semilleros de empresas, las nuevas tecnologías, el I+D+i, más y mejor empleo, y hasta patriotismo con Pelayo desde el más allá. Ustedes decidirán, según la experiencia del pasado y su confianza en el futuro, buscando lo mejor o lo menos malo, a quiénes votar. Pero no deja de ser curiosa la desconfianza que el endurecimiento del voto emigrante demuestra en los asturianos que se han visto obligados (la mayoría) a irse de su tierra. Si hay miedo a lo que puedan votar, será porque en estos años no se ha facilitado su regreso.