Para unos son de risa, para otros que no está bien de la cabeza y para otros terceros los perjuicios son impensables e inauditos.
Si era poco el poner altas paredes para que no las saltasen los sudamericanos en su migración hacia EE UU buscando una mejor vida, ahora quiere poner fosas con agua y cocodrilos al estilo de los viejos castillos medievales, para dificultar aún más su entrada en América del Norte.
Y si continuamos con normas fiscales, para aquellos que, sin querer entrar en su país, las aplicará sobre aquellos productos que sí se consumen en las casas de sus habitantes. Y entonces, nos castiga a España con nuestros ricos productos, como puede ser el aceite de oliva, el vino, el queso, la aceituna y el jamón, productos de los que somos importantes cosecheros y agricultores.
Qué país, aquel, que siendo tan rico, nos cierra sus puertas por la corta mentalidad de un presidente que solo tiene en su cabeza una manta de rubio pelo y que ahora se asemeja al Primer Ministro de Gran Bretaña que también está armando "la de San Quintín".
Bueno, con respecto a las normas de Trump, nos queda un consuelo y que dichos productos se abaraten en España al no poder ser exportados. ¿Ustedes se lo creen?