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El baúl de la historia

El colegio Aniceto Sela en sus inicios

Un repaso a la historia del emblemático grupo escolar de Mieres

Lo que hoy conocemos por el Grupo Escolar "Aniceto Sela", sería proyectado por el arquitecto avilesino Julio Galán Carvajal, que recibiría el encargo del Ayuntamiento, en abril de 1914 y dos años después comenzarían las obras a cargo del contratista ovetense Vicente Menéndez Fernández, rescindiéndose el contrato al año siguiente por la subida de los precios.

El 20 de agosto de 1919, José Avelino Díaz Omaña obtuvo el nombramiento de arquitecto municipal de Mieres, en el que permaneció hasta el año 1932. Era la primera plaza de arquitecto municipal que se creaba en Asturias fuera de Gijón y Oviedo, donde entonces eran titulares, los arquitectos Miguel García de la Cruz, y Enrique García Bustelo.

Este joven arquitecto se encontró con muchas obras "dormidas" y una de estas era la del grupo escolar, desde hacía más de un año. Por ello, reinició las obras por el sistema llamado "por administración".

Aun no finalizado el edificio, el miércoles 6 de junio de 1923, en sesión ordinaria del Ayuntamiento sería aprobada una instancia del Liceo Mierense. En ella, solicitaba un local en el nuevo edificio para escuelas públicas, situadas frente al cuartel de la guardia Civil. A cambio de ésta prestación, Liceo Mierense ofrecería al Ayuntamiento cuatro plazas gratuitas para niños del concejo que, siendo pobres, se distinguiesen por sus buenas notas.

Después de casi seis años de trabajo se inaugura el centro escolar, el sábado 10 octubre 1925. Horas antes de celebrarse el acto de inauguración, fueron muchos los mierenses que recorrieron el grupo escolar contemplando la magnífica obra, dotada de los modernos medios para la enseñanza, donde destacaba esencialmente la higiene de sus aulas. Estaba provisto el edificio de hermosas azoteas para recreo de los niños, duchas para el aseo de los mismos y de abundantes y modernos w.c. En aquel momento el edificio ocupaba una manzana única, con pequeño espacio ajardinado exterior de uso público.

Dando el nombre de "Aniceto Sela" al grupo escolar el Ayuntamiento pretendió homenajear, a uno de los hijos más ilustres del concejo. En ese momento otro Grupo Escolar en Asturias, concretamente el del Postigo en Oviedo, ya lleva también el nombre de Aniceto Sela, y se llamaba así a la Mutualidad Escolar constituida en Turón y que estaba apadrinada por la poderosa empresa Hulleras de Turón.

A las cuatro de la tarde, muchas personas esperaron frente al edificio el principio del acto inaugural. Éste comenzó media hora más tarde con la bendición de las Escuelas, por el párroco de San Juan, don Hermógenes Lorenzo. Momentos después, en una de las salas del grupo escolar, ante gran número de invitados -entre los que se hallaban muchos maestros y maestras-, comenzaba el acto para las autoridades. Ocupando los sillones presidenciales el Rector de la Universidad de Oviedo, el alcalde José Sela, el Delegado gubernativo y otras distinguidas personalidades y autoridades locales. Después de los discursos, el Ayuntamiento obsequió a los invitados con pastas y licores, terminando el acto a las siete de la tarde.

El nuevo edificio sería ocupado de forma provisional para impartir enseñanzas de bachillerato por el Liceo Mierense. Este colegio, había sido creado en 1923 por el abogado Vital Álvarez Buylla y Sampil. En él se cursarían todos los estudios del Bachillerato, así como de Comercio y cursos preparatorios para Correos y Telégrafos, etcétera.

La "Gaceta de Madrid" de 18 de agosto de 1926, publicó una Real Orden del Ministerio de Instrucción pública graduando, provisionalmente, las Escuelas nacionales de esta villa, constituyendo una Escuela de seis secciones de niños y otra de las mismas secciones de niñas.

Estas nuevas escuelas obligaron al Liceo Mierense a desalojar el edificio escolar, por ello el alcalde José Sela Sela inició la búsqueda de una nueva ubicación para el Liceo. Así, a últimos de febrero de 1926, el Ayuntamiento, recibiría un oficio del jefe de la Sección de Minas del Ministerio de Fomento, dando traslado a una Real Orden por la que se autoriza al "Liceo Mierense" para que los días laborables, con absoluta excepción de los sábados, pudiese utilizar tres aulas y la sala de dibujo, que estaban situadas en la planta baja del edificio de la Escuela de Capataces, lo que es hoy casa de la Cultura.

En el nuevo Grupo escolar los niños ocuparían la parte izquierda y las niñas la derecha, en dos clases por piso y por sexo. Contaba con guardarropas, inodoros, urinarios y lavabos distribuidos a lo largo de la construcción, además de biblioteca y museo escolar en la parte alta. El patio para el recreo era al aire libre segregado por una valla y limitado por setos de arbustos y patio cubierto en las alas del edificio.

El 1 de octubre de 1926, y para resaltar al nuevo Grupo escolar, se celebró la Fiesta del Maestro, que resultó muy concurrida. Los actos comenzaron a las dos de la tarde, con interminables caravanas de niños y niñas, precedidos de sus respectivos maestros, que se congregaron frente al edificio. Los coches y camionetas llegaron de los pueblos más distantes del concejo, atiborrados de niños y niñas. A las tres de la tarde, el número de éstos era considerable. A esa misma hora, se dio principio en el salón de actos del grupo escolar a los actos con los discursos de Hermógenes Lorenzo que era cura párroco de Mieres, Juan Vicario de profesión maestro, Ramón González Peña como presidente de la Junta de Instrucción Pública y del mismo Aniceto Sela, que pronunció un discurso brillante.

Aquel día, en el Salón Novedades, los niños fueron obsequiados con proyecciones cinematográficas, que resultaron del agrado de la numerosa concurrencia infantil. El 21 de diciembre de 1928, sería aprobado por parte de la Dirección general que los grupos escolares recién construidos, uno en el casco de Mieres y el otro en el pueblo de Ujo, llevasen el nombre de "Grupo Escolar Aniceto Sela" y "Escuelas Nacionales Ricardo Oñoro". Esto era consecuencia de las peticiones que se formularon por acuerdo unánime de las autoridades municipales y del vecindario, en prueba del cariño y prestigio a dichos señores Uno, hijo ilustre de dicho concejo que alentó al municipio en su labor en pro de la enseñanza. Y otro, a un infatigable maestro, que venía realizando una gran labor pedagógica al frente de su escuela durante más de veintiséis años.

En sus primeros años, en el magnífico centro de enseñanza graduada, asistían más de quinientos alumnos de uno y otro sexo, que tuvieron como mentores a un plantel de maestros elegidos por oposición. Estos profesores, formados en el conocimiento y estudio de los métodos pedagógicos más modernos de aquellos tiempos. Merece citarse que en estas escuelas se daban, entre otras enseñanzas, las de mecanografía a los niños, y de bordado a las niñas, para lo cual contaban con máquinas de escribir y de coser. En 1929, se instaló calefacción en las diferentes aulas durante los crudos días del invierno, el frío dificultaba notablemente la labor de los niños y en especial en la escritura y dibujo, labores que en aquellos años, eran la base de la enseñanza.

En este colegio se celebraron actos de gran calado cultural. Uno de estos sucedería en 1930, cuando don Ramón Menéndez quiso venir a Mieres. Para ello, desde Santander, la familia Menéndez Pidal se trasladó a Ribadesella, a casa de su sobrina María Fuentes, y de allí, fueron a Oviedo, donde se reunieron con Eduardo Martínez Torner, Aurelio de Llano Roza de Ampudia y Baldomero Fernández para venir a Mieres. Esto sucedió el primer domingo de agosto y para traerlos desde Oviedo, el acalde de Mieres como precisó el diario "La Región" envió varios coches y otros pocos coches fueron enviados por Guillermo Galmés.

Don Ramón y sus amigos, asistieron en la villa minera a una inolvidable fiesta asturiana organizada por el Orfeón Mierense en su honor y que Víctor M. Trelles, que era presidente del ya laureado Orfeón, les ofreció, en el patio del grupo escolar "Aniceto Sela", "un buen rato de danza prima". Esta culta comitiva, fue recibida en nuestra villa por la corporación en pleno, junto con numerosos representantes de la vida cultural y social de Mieres, incluido los condes de Mieres.

Puede que ese día, Ramón Menéndez y Torner, escuchasen con emoción la triste e indescifrable historia de dicho cantar. En aquella ocasión, según el comentario de María Goyri (esposa de Ramón) escribió un día después. "La bailaron 45 parejas formando un gran corro. Resulta como baile un poco soso; pero muy solemne. La cantaron muy bien porque tienen formado un orfeón, todo de gente que no sabe música; la mayor parte obreros de las minas"

En otro episodio importante sucedido en este grupo escolar, tendría lugar en octubre del 34, debido a que el colegio pasó a ser cuartel militar. Se dio la casualidad de que en noviembre de ese mismo año, tocó el licenciamiento de tropas de reemplazo. Para dar una mayor solemnidad a este acto, el Ayuntamiento tomó parte activa en el mismo ordenando a la banda de música que se presentase en el cuartel, ejecutando algunas escogidas piezas musicales, yendo en cabeza hasta la estación, donde estaría el tren especial donde debían marchar los licenciados a sus respectivos pueblos de origen. El desfile, se hizo a lo largo de la calle Manuel Llaneza, y tomó parte el pueblo en general, aplaudiendo y agitando sus pañuelos en honor de los soldados. Para unos ciudadanos, estos fueron los libertadores de Asturias y para otros los represores. Se debe reseñar que, durante la Guerra Civil, en el patio de este colegio se construiría un refugio antiaéreo, para proteger a los vecinos de los bombardeos de las tropas nacionales.

En sus comienzos, el Grupo Escolar Aniceto Sela fue un colegio mixto, pero durante el periodo de la dictadura el edificio fue dividido en dos colegios, uno para niños y otro para niñas. Actualmente, el inmueble aloja en su interior dos colegios de Enseñanza Primaria llamados: Liceo Mierense y Aniceto Sela.Con sus 95 años es incontable cantidad de alumnos que han pasado y continúan pasando por las aulas de estos dos colegios, siendo institución que puede exhibir en cada cumpleaños una rica historia, empezando por aquellos que la soñaron y dieron los primeros pasos para su realización.

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