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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

Los que no pierden la fe

Los de JA estarán respaldados en Lugo por miles de sportinguistas a pesar del mal momento del equipo

Hay gentes que no pierden la fe, las hay con más paciencia que un santo o las se mantienen fieles ocurra lo que ocurra. Y luego están las gentes rojiblancas. A pesar de la que está cayendo en el planeta sportinguista, la Mareona no pierde las ganas de viajar. Y más si es a Lugo, donde hay tiempo para casi todo: fútbol, pitanza y visita cultural, aunque no estrictamente en este orden.

Las colas que ayer se formaron en El Molinón para conseguir una de las 1.100 localidades para el Anxo Carro muestran que los hay que siguen creyendo. Que siguen creyendo, por ejemplo, en que Djuka, una vez rota su última sequía, va a enlazar una racha goleadora que, por fin, le va a dar muchos puntos a los de JA. Que siguen creyendo en que todavía se puede, y que los partidos que quedan para el final de la primera vuelta (Lugo y Extremadura) pueden servir para que el Sporting protagonice un cambio de tendencia. Los hay incluso que mantienen la esperanza de que alguna tarde de las que están por llegar el VAR sea propicio a los intereses de los gijoneses y que, un año después, a los rojiblancos les piten un penalti.

Aunque también los hay que piensan que con el encefalograma plano que presenta el fútbol del Sporting es complicado generar ocasiones y pisar el área lo suficiente como para que un rival se confunda, meta la pierna a destiempo y el árbitro (el del campo y los de Las Rozas) mire hacia los once metros. Con antecedentes así pensar que el panorama (el de los penaltis y tal) va a mejorar es padecer de sueños húmedos, pero puede que las quejas en público y en privado por el tema del VAR acaben ablandando algún corazón del estamento arbitral. Pero ojo, esto no debería servir para tapar la mala primera vuelta del Sporting, así que si el tema sigue así mejorar harían unos y otros ir pensando en buscar otra disculpa.

El partido de Lugo, vital para el Sporting si quiere empezar a pensar más allá de salvar la temporada sin despeinarse, será el del reencuentro con viejos conocidos. Canella y Carlos Castro son la cuota de Mareo de los lucenses. Ambos comparten vestuario con Peybernes, con menos pedigrí rojiblanco, y que contaba ayer en LA NUEVA ESPAÑA que su intención el pasado verano fue seguir en Gijón, pero que Torrecilla no puso mucho interés. El Sporting optó por otra política de fichajes en la que destacó Manu García. Precisamente, el partido en Lugo servirá, entre otras cosas, para saber si finalmente se ha obrado el milagro y sus problemas en la clavícula no son tan graves como parecía en un principio.

En el Anxo Carro también se podrá comprobar si habrá otro carrusel de cambios tácticos y de nombres como últimamente acostumbra JA, y si el técnico mantendrá a los mismos que ganaron a duras penas a la Ponferradina. Se verá si el nuevo sistema de patada a seguir en busca de la cabeza de Pablo Pérez se acaba imponiendo o si se producirán nuevas mutaciones. ¡A saber!

Mientras tanto, el vestuario trabaja su fortaleza mental leyendo libros de autoayuda sobre el tenis o los All Blacks. Cosas del fútbol moderno, aunque alejadas ya de aquel trabajo "psicológico" de Benito Floro cuando había que chupar un limón leyendo un poema con los pantalones bajados. Lo que no cambia, ni en la semana de la crisis del tuit, son las gentes rojiblancas que aún mantienen la esperanza en este proyecto y no pierden la fe. Lo que está por ver es cuánta fe queda.

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