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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La gran prueba de Rubiales

Las presiones de los descontentos con el nuevo formato de la Copa

No se habían acabado de duchar los protagonistas de las últimas eliminatorias de la Copa que han dejado a Barça y Madrid sin otro título, cuando los voceros oficiosos, oficiales y allegados de voraz apetito a costa de cartera ajena comenzaron a poner en duda el interés del nuevo formato del torneo a la luz de los semifinalistas. Resulta ahora que no gusta que la clase media o los modestos saquen los colores a los trasatlánticos del fútbol patrio. Ya se sabe, llueve en Madrid o en Barcelona, ergo llueve en toda España. Así que la campaña para volver a las eliminatorias a doble partido ya está en marcha. Se supone que luego vendrán las presiones de las televisiones que pagan por los derechos del torneo, que seguro habrán entrado en pánico ante la posibilidad de una hipotética final Granada-Mirandés. Sin olvidar qué estarán pensando los árabes que pagaron por la nueva Supercopa un potosí, y que se estarán volviendo locos a la hora de buscar en el mapa a algunos de los equipos que participarán en la próxima edición del torneo.

Lo cierto es que el nuevo formato de la Copa, pese a quien pese, ha servido para revitalizar un torneo al que una gran mayoría solo prestaba atención en momentos puntuales a la espera de la llegada de la final. La decisión de Rubiales de copiar a los ingleses ha abierto la puerta a la vuelta del romanticismo al fútbol de los mercaderes. ¿Quién no firmaría en estos días, por ejemplo, ser seguidor del Mirandés? Queda por ver ahora si Rubiales, aficionado a meterse en todos los charcos e iniciar más broncas que un british ebrio de poder en Magaluf, aguantará en esta pelea hasta el último asalto o se dejará caer como peso muerto sobre la lona al primer crochet. El sindicalista metido a presidente está ante su primera gran prueba. Veremos.

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