A Javi Rico le quedan unas 72 horas para pisar el acelerador y tratar de que el Sporting no llegue al partido frente al Logroñés sin movimientos en la plantilla. El director deportivo lucha contra la resistencia pasiva de los descartes, que han decidido pelear por lo suyo hasta la última bala. Poco se les puede reprochar: un contrato lo firman dos partes y, se supone, sin ningún tipo de coacción. También deberían ir tomando impulso las operaciones para llenar la caja a base de traspasos. No se puede descartar nada, incluso alguna salida inesperada de última hora, ya sea con descuento o sin él. De todas formas, y pase lo que pase, no parece que los once que salten contra el Logroñés ante un Molinón sordo y mudo vayan a cambiar mucho respecto a los que acabaron la Liga, giro argumental de última hora, el morbo estará en ver si Nacho Méndez y Carmona siguen castigados, uno por no firmar la renovación y otro por no querer irse. Aunque lo que importará una vez que empiece todo será ver cómo funcionan los que están y cómo va a ser el nuevo Sporting, si va a tener el sello de Gallego o mantendrá el que se ha visto en las últimas temporadas: asesado atrás, sin picante arriba. Sea como sea, el objetivo no puede ser otro que empezar a sumar y dejarse de cuentos si no se hace. Dirán que la Liga es larga, pero al final siempre faltan puntos. Y los del primer día son tan buenos como los del último, se produzca o no resistencia pasiva.
