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Pablo González

EN TERRITORIO COMANCHE

Pablo González

El diésel y las pirañas

A tres semanas para el cierre del mercado, el Sporting ha empezado a pisar el acelerador. Para no atragantarse lo está haciendo dando mordisquitos. Primero ha sacado el pañuelo para despedir a Cordero y a Unai Medina, que como a Elvis hay quien lo había visto hasta en la Luna pero que se resistía a dejar Gijón. Ahora faltan bocados más sabrosos como los de Hernán, Traver o Neftali. Sin estos apaños no habrá noticias de Mboula, al que se quiere ver en acción lo antes posible para comprobar si va a ser el futbolista con desborde y rompedor que necesita Gallego para jugar como desea. Estos son solo algunos de los problemas que tiene una maquinaria como la del Sporting, que esta temporada funciona con diésel por eso del límite salarial y cuyo estado empieza a preocupar por lo que está tardando en calentar. Otro de los asuntos que inquieta al club es el de convertirse en uno de esos peces que por falta de agallas acaba siendo alimento para pirañas. Por eso el Sporting ha enseñado los dientes ante lo que considera un atraco a plena luz del día a manos del Villarreal y acudirá a la justicia deportiva para tratar de sacar algo más que los derechos de formación por Ferreres. Poco más se puede hacer frente a la voluntad del futbolista y de su familia, y mucho menos contra un club que tiene detrás un imperio capaz de dar trabajo a todos los padres que haga falta o de mejorar contratos a base de billetes y de regalar supermercados.

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