La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La vida es juego | Videojuegos

Una tragaperras en el salón de casa

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, propone regular las "loot box", un sistema - que permite pagar por las mejoras dentro de un videojuego

Imagen de algunos de los cromos virtuales del FIFA.

Las casas de apuestas proliferan en los barrios, tanto que en grandes ciudades como Madrid o Barcelona ya es imposible dar un paseo sin tropezar con uno de estos lugares. El debate sobre la regulación de estos negocios ya es ineluctable. La cuestión es cómo regularlos. Alberto Garzón, el ministro de Consumo, introdujo a principios de la semana una variable interesante en la cuestión. ¿Se han convertido las videoconsolas tradicionales en una especie de máquinas tragaperras?

La pregunta viene por el sistema de "loot box", al que Garzón también quiere echar mano. Son una herramienta aviesa para gran parte del público, pero tremendamente popular. En muy resumidas cuentas, una "loot box" es una caja sorpresa que, a cambio de una pequeña cantidad de dinero, proporciona mejoras o adornos al jugador, que, de otra forma, tendría que conseguir echando horas de juego. A más dinero, más posibilidades de conseguir objetos extraños y codiciados por el resto sin esfuerzo. Sobre el papel, la estrategia es absurda. ¿Quién se va a comprar un videojuego para pagar por el progreso que obtiene dentro de él? ¿Pero lo divertido no era mejorar a base de aprendizaje? La respuesta a la primera pregunta es muchísima gente y a la segunda, un rotundo no.

El sistema de loot box se ha vuelto rentabilísimo. El juego de fútbol FIFA tiene un modo conocido como "Ultimate Team". Se trata de un sistema de juego en el que, a base de abrir sobres virtuales de cromos, el jugador compone su propio equipo y compite con otros. Los sobres se consiguen ganando partidos o pagando por ellos. A más puntos, o más dinero, el sobre puede contener mejores jugadores. Eso sí, raro será que Leo Messi aparezca a la primera o en el sobre más barato. De hecho, los cuatro hijos de una familia inglesa llegaron a gastarse en 2019 lo que al cambio son 600 euros para poder jugar con el astro argentino en este modo de juego. Tan rentable se ha vuelto "Ultimate Team" que ya representa, según algunos datos, el 28 por ciento del total de los ingresos de EA Sports, la empresa que desarrolla FIFA.

No solo sucede con juegos de fútbol. También con títulos de guerra o de cartas, donde los jugadores se dejan ingentes cantidades de dinero para obtener un arma concreta o una vestimenta, que, para más inri, ni siquiera te va a hacer mejor que el resto. El sistema se ha vuelto tan perverso que algunos juegos incluso lastran a aquellos que buscar obtener mejoras con su esfuerzo, sin abrir su cartera. De tal forma que obtener las mejores armas o los objetos más raros sea altamente improbable sin haber invertido una cantidad extra. Por ejemplo, en "Star Wars Battlefront 2", había dos formas de poder desbloquear a personajes tan emblemáticos como Darth Vader. Una, meter 40 horas al juego, y otra, pasar por caja. A esto es a lo que pretende poner coto Garzón, a un sistema que se ha convertido en una máquina tragaperras enchufada en la televisión del salón.

Compartir el artículo

stats