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A la Virgen del Carmen sin gaitas ni tambores

Ante la suspensión de los tradicionales y emotivos actos carmelitas en Tapia

Desde el principio del cristianismo, la Iglesia se vio en la necesidad de justificar la presencia de la música instrumental en los templos. Toda vez que los instrumentos musicales habían sido constantemente denostados por su consideración de profanos, nada mejor que las metáforas para darle crédito al recibimiento y alabanza que tanto la Biblia como los salmos les venían dedicando.

Honrar a Dios con cítaras y salterios era la consigna, que, como apunto, precisaba su conjugación con la baja reputación que las autoridades eclesiales tenían acerca de aquellos artilugios mundanos. La solución estuvo en la interpretación simbólica de dichos instrumentos, incluidas la lira o la trompeta, el arpa o el atabal (tambor). Más tarde, ya en tiempos modernos, los sacabuches y los bajones, entre otros.

En esta ocasión, y por la festividad que celebramos en Tapia de Casariego en honor de Nuestra Sra. La Virgen del Carmen, la gaita y el tambor son hoy nuestro mayor interés. Este último instrumento, y teniendo en cuenta que estaba recubierto con piel seca, se relacionaba metafóricamente con el tiempo de ayuno de Jesús en el desierto. Pero, ¿y la gaita? Aquí el sonido del roncón bien podría significar la presencia constante de Dios Nuestro Señor. Siempre por detrás, pero omnipresente desde la primera hasta la última nota. Es decir, desde nuestro nacimiento hasta la muerte.

La Asturias medieval nos regaló en piedra y madera numerosas muestras musicales con la gaita como protagonista (en la Iglesia de San Mª de la Oliva, Villaviciosa, del siglo XIII, o en la catedral ovetense, del siglo XV, entre otras). Doscientos años después, la "Misa de Gaita" comenzó a estar presente en muchos templos de Asturias. Sin embargo, continuó en ocasiones la baja consideración hacia estos instrumentos hasta bien entrado el siglo XIX. En Oviedo se estableció así en 1886: "Destiérrense en cuento puedan de esas funciones (religiosas, quiere decir) las gaitas que tocan por la mañana en el templo y sirven luego para profanar la fiesta". Por fin en 2014, la "Misa de Gaita" ha sido considerada con la figura de Bien de Interés Cultural de parte del Principado de Asturias.

En el concejo de Tapia de Casariego sabemos de José Barcia (nacido en La Roda a mitad del siglo XVIII), probablemente el gaitero más antiguo de la comarca. También de Fernando "de Francisca" (1887-1939), de la misma parroquia que el anterior, así como otros muchos instrumentistas que, dentro incluso de los templos, podían arrogarse el derecho (una especie de fuero) a cubrir sus cabezas con la montera picona.

Pero viene siendo desde la formación de la Banda de Gaitas Marino Tapiega (1996) que tanto la procesión carmelita como la Misa que le precede las disfrutamos con el plus añadido de la música de gaita y tambor. A la emocionante y solemne celebración de honrar a la Señora del Mar, patrona de los marineros, se añade el hacerlo con la fuerza musical de gaitas y tambores, de instrumentistas perfectamente uniformados que, durante el alzamiento de la hostia, es decir, en el momento de honrar al Rey de reyes, hacen sonar la música de nuestro himno patrio. Tradicionalmente se hizo siempre con la Marcha Real (considerado posteriormente como Himno Nacional de España). Si como apuntó San Agustín "El que canta ora dos veces", ¿cuántas quien canta y toca la gaita y el tambor? Pero qué pena, nada de esto podremos disfrutar este año, sobran las explicaciones, sumamos las esperanzas y añadimos nuestras fuerzas para las del año que viene.

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