Chim pum. Se acabó un San Mateo más, unas fiestas que este año estuvieron igual de flojas que el primer día. Se hacía muy fácil caminar por las calles del recinto ferial, unos espacios que otros años estaban completamente impracticables a casi cualquier hora. Los chiringuitos han hecho de nuevo su agosto pero no ha sido su mejor año y las quejas son las mismas de siempre. La programación musical nunca es a gusto de todos y las actividades infantiles siguen fallando año tras año y encima pagar tres euros para que los críos puedan participar de San Mateo en primera persona no es muy de fiestas populares que digamos. Ahora toca ponerse a pensar en las fiestas del año que viene, a buscar nuevas propuestas, a intentar sorprender con algo a ovetenses y visitantes. Hay que ponerse a ello para que las fiestas del año que viene sean exactamente iguales a las de este.
