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Con vistas al Naranco

Don Inda en Octavio Cabezas

La relevancia de Indalecio Prieto en los acontecimientos históricos del pasado siglo

Hace años, un retraso, incluidos inolvidable tormenta y rayos, de avión, de los que entonces tomaba con frecuencia, me impidió llegar a la presentación de la biografía de Indalecio Prieto Tuero de otro ovetense, transterrado como él, Octavio Cabezas Moro.

Octavio nació en la calle Martínez Marina, esquina con Rosal, muy cerquita del último domicilio en la ciudad de don Inda, aún niño, y también del primero, aunque sus hagiógrafos lo omiten, de Francisco Franco Bahamonde.

Cabezas Moro es hijo de Juan Antonio, gran escritor, erudito cervantista, al que tuve la dicha de tratar ampliamente. Mi amigo Octavio, sin nada que ver con el personaje de Palacio Valdés, otro escritor que inmortalizó Oviedo como Lancia en "El Maestrante", ni con el emperador romano, del que sus padres habrán tomado el nombre más o menos conscientemente, ha publicado "Indalecio Prieto en la guerra civil", importantísima obra que centra la capacidad del biografiado con un talento militar rayano en la genialidad, superando los estrechos límites de un Ejército republicano, tan circunstancialmente limitado para tan sobresaliente ministro de Defensa, o de Guerra. Conocedor previo de ese talento castrense, insólito entre los líderes republicanos moderados, no me ha extrañado el patrocinio de la edición por los salientes Ministerio y ministra, señora de Cospedal, pues Prieto y Cabezas brillan a gran altura por encima de estrechos sectarismos partidarios que precisamente hicieron capotar la profunda labor prietista, y de la República misma, al frente de un Ejército en derrota.

Si ese aspecto de estadista militarista es fundamental aportación en el ovetense de la calle de la Magdalena, hay otros dos que mucho me interesan y trascienden la obra de Cabezas, pero ayudan a mejor comprender: la sincera autocrítica por la llamada Revolución, Rebelión traductor de Albert Camus dixit, del 34 y su paso al frente en el origen de las instituciones europeas, que se afana en estudiar Javier Ballina, otro ovetense de talento, hogaño profesor de nuestra Universidad. Y es que ese conjunto de personalidad polifacética hace de Prieto uno de los españoles más preclaros del pasado siglo.

Gracias, Octavio Cabezas, gracias Fundación Indalecio Prieto, que preside un asturiano singular, Alonso Puerta.

No en vano, el crítico literario José Luis García Martín sostiene, para mí con su habitual acierto, que Prieto, por encima del general reconocimiento a don Manuel Azaña, es el mejor escritor de los políticos republicanos.

Tardé en llegar aquella tarde de la primera presentación de Octavio/Prieto ("Indalecio Prieto, socialista y español". Algaba Ediciones), pero a esta segunda entrega, más detallista si cabe, me uno con parejo entusiasmo.

A no olvidar, sin embargo, las tormentas aéreas ministeriales, que Jaime Alberti nos expuso en las conferencias de Historia de Navia sobre Prieto, Ministro en septiembre 1936, de Marina y Aire.

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