La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El buen amigo Pergentino

El susto que me llevé días después del Pilar, con el fallecimiento del Inspector médico Pergentino Heres Alonso, del que fui amigo y vecino durante unos cuantos años.

Sabía de su enfermedad y de cuando en cuando llamaba por teléfono para interesarme por su estado y hablaba con su esposa Margarita.

Hoy me queda el buen y extraordinario recuerdo de aquellas horas nocturnas que echaba charlando con él, interrumpiéndole su hora de cenar. Muchas veces tengo recurrido a Pergentino en búsqueda de alguna recomendación y en virtud de aquella amistad siempre me atendió puntualmente.

Recuerdo a su hija Sonia, hoy también médico neurólogo, que siendo aún pequeña, se levantaba de la cama para pedir un vaso de agua.

Desde mi esquina en la Comunidad de Madrid, me quedo con el recuerdo de aquel gran amigo y desde aquí mando mi abrazo más fuerte a la familia de Pergentino Heres, su esposa Margarita, a su hija Sonia y a su marido y nietos, así como a todos aquellos amigos que supo dejar en el camino

Compartir el artículo

stats