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Cancios de chigre

La Banda de Gaitas de Noreña organiza hoy su certamen dedicado a los cánticos en torno a la sidra

Un vecino está apoyado en la barra del bar. Lleva tres o cuatro culinos de sidra y empieza a cantar una asturianá. Viene de regreso del mercau de La Pola. Se arrima a su compañero cantándole al oído y lo escucha todo el bar. Debe ser para ocultar algún grado de timidez. Tiene buena y portentosa voz y no le cuesta trabajo alguno demostrar sus cualidades de barítono. Su amigo lo escucha con atención y pronto le ayuda haciendo la segunda voz por lo bajini para no desafinar en exceso. Pronto se suman más cantores y tal parece que llevan ensayando mucho tiempo.

Primero "Axuntábense", luego "Debaxo del molino", por el medio una habanera y, posteriormente, "Mocina dame un besín". Pronto la mesa del bar está erizada de botellas de sidra, y esto que les cuento puede suceder en cualquiera de los Xastres, Alfredos o Nicasios de la Noreña tradicional, ahora con nombres irreconocibles para cualquier nativo ausente del pueblo.

Los bebedores de sidra son gente pacífica, aseguraba Paco Ignacio Taibo, y muy dada a la canción coral. Decía también este escritor que "en ocasiones consiguen primorosos coros nostálgicos y amorosos que sorprenden sea el resultado de un grupo de hombres gordos y en mangas de camisa". Algo de eso veremos y escucharemos hoy en Noreña, donde los amigos de la música tradicional -con más necesidades que ayudas- agrupados en la Banda de Gaitas han organizado, un año más, los llamados "Cancios de chigre" para recordarnos aquellas costumbres desaparecidas y que formaron parte de la idiosincrasia que caracterizó a nuestra Villa.

Bienvenidos sean los cánticos, la buena armonía salpicada con sidra y que la organización no se desanime. Ya deberían estar acostumbrados a alguno de los desdenes que sufren cada año.

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