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Respeto a la verdad

El uso de la mentira como instrumento político y arma para conseguir el éxito en la sociedad

No se puede permanecer indiferente ante los embustes del mundo. La naturaleza nos unió en una gran familia, en un solo cuerpo y deberíamos vivir juntos, ayudándonos mutuamente.

El hombre tendrá que luchar en su camino que está lleno de obstáculos. Estamos obligados a buscar la verdad: la verdad religiosa, la verdad científica y la verdad moral.

Decía Cicerón que la verdad se corrompe con la mentira. Y las sentencias judiciales, salvo superior criterio, deben tener siempre un fondo de humanismo cristiano, que busca siempre la verdad. La verdad quiere pasar a la historia, desea figurar en primera plana en los periódicos, procura ser conocida y reverenciada por todos.

Si pudiera dar algún consejo a aquellos que intervienen en la vida pública de todos los países, les pediría que guardasen ante todo un respeto a la verdad, aunque en algunas ocasiones la mentira pudiera dar buenos dividendos y pudiera ser importante en situaciones electorales, aunque esto debería ponerse remedio.

La mentira podría ayudar al éxito, pero la verdad es el único fundamento posible de la concordia. Hay personas o políticos que mienten, incluso perjuran ante la justicia, que mienten desde que abren la boca hasta que la cierran y después de cerrarla siguen mintiendo con los ojos. Pienso que esta actitud no esté lo suficientemente generalizada. Lo verdaderamente preocupante es el desinterés por la verdad, por eso se ha perdido la sensibilidad para la mentira, que se acepta sin darse cuenta. La única esperanza posible es el respeto a la verdad, lo que descalificaría es el uso de la mentira como instrumento político. Y la verdad como meta es la verdad y faltan a este deber los superficiales, los que viven sin profundidad, los que se interesan por las pequeñas verdades, los que pasan por la vida como personas irreflexivas e inconscientes, los que manipulan al hombre, los que hacen de la política e incluso la justicia en una farsa, los que están instalados en puestos privilegiados y para mantenerse en ellos organizan la liturgia de la confusión. En un mundo de mentiras nada es más peligroso que la verdad.

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