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Miremos la luna y no el dedo

El debate no debería ser Ronda Norte, sí o no, Bulevar de Santullano, sí o no, si pensamos en actuaciones individuales por zonas sin tener en cuenta el conjunto de la ciudad no estaremos dando la solución correcta al grave problema que tenemos. De nada sirve cambiar el tráfico de una salida a otra o de una entrada a otra, porque lo que hay que hacer es reducir el tránsito de coches particulares con la mejora del transporte público, el uso de bicicletas o patinetes eléctricos. Si queremos atajar el problema de fondo, que en nuestra opinión es la contaminación atmosférica, una de las cuestiones de mayor relevancia en el momento presente, tanto por sus efectos sobre la salud humana, como por lo efectos sobre el medio ambiente, tenemos que hacer un plan de movilidad adecuado a los tiempos.

Dice el Defensor del Pueblo en su Memoria del año 2018 que "Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), nueve de cada diez personas de todo el mundo respiran aire contaminado y siete millones de personas mueren cada año por la contaminación del aire ambiente y doméstico". El origen de las principales fuentes contaminantes está perfectamente identificado por la Agencia Europea de Medio Ambiente y los datos del Inventario Nacional de Emisiones de Contaminantes Atmosféricos del Ministerio para la Transición Ecológica. Estas fuentes de contaminación se relacionan con el tráfico rodado, la producción y distribución de energía, la agricultura, las calefacciones domésticas, los procesos industriales y el uso industrial de la energía".

Por ello, no debemos centrar nuestra preocupación en si nos oponemos a la construcción de la Ronda Norte (que lo hacemos) o si apoyamos la construcción de un proyecto transformador de una de las entradas más castigadas de nuestra ciudad (que lo apoyamos) porque eso son tan solo pequeños gestos y necesitamos grandes hazañas. Necesitamos que se mire la ciudad en su conjunto y se haga una ciudad habitable, saludable, una ciudad para las personas.

Debemos pedir a nuestros gobernantes que se tomen en serio los graves problemas de salud que tendremos que afrontar si no somos capaces de cambiar los hábitos de consumo, la movilidad, y el derroche energético que nos está llevando a la crisis climática y ambiental que figura en todos los telediarios, la redes, en la calle?.

Hace falta que los gobernantes tomen en serio nuestra salud y hagan políticas acordes a ello.

La movilidad tiene que repensarse de arriba a abajo y de abajo a arriba. Pero no debe basarse en ocurrencias sino en estudios y debe partir de datos reales y tener como objetivo el adecuado desplazamiento de las personas y mercancías pero sin riesgos para nuestra salud, es decir, debe tener como límite una buena calidad del aire. Ese es el reto fundamental que deberíamos tener presente y hacia ese destino deberíamos estar ya caminando todos.

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