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Gonzalo Prieto | Asturiano, experto en nanotecnología, trabajó en el Instituto Max Planck en Alemania y acaba de fichar por el CSIC

"La investigación no es barata, sin fondos las ideas no se pueden explorar"

"Muchos países europeos invierten el 3% en I+D y en España se invierte el 1%; muchas veces se hace con trucos, como dar plazos imposibles de cumplir o proyectos que ya llevan meses administrativamente en marcha, de modo que los investigadores tienen que devolver parte de la financiación"

El investigador tinetense Gonzalo Prieto.

Gonzalo Prieto (Eiros, Tineo, 1981) trabaja cada día con partículas invisibles para el ojo humano, conocidas como nanopartículas. Son elementos minúsculos, pero muy valiosos: dan lugar a materiales más ecológicos que los actuales, con propiedades sorprendentes. Son claves, incluso, para curar enfermedades como el cáncer. Este ingeniero químico, licenciado por la Universidad de Oviedo, conoce su importancia y estudia cada día sus aplicaciones. Tras ocho años de trabajo en el extranjero, en el prestigioso Instituto Max Planck, Prieto regresa a España para trabajar en la Valencia, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el CSIC.

- ¿En qué consiste su trabajo?

-Soy director de un grupo de investigación en el Instituto Max Planck fuer Kohlenforschung, en Alemania. Mi trabajo consiste en guiar a jóvenes químicos e ingenieros químicos durante sus trabajos de máster y doctorado. Nuestro cometido es entender y desarrollar catalizadores, nanomateriales que son capaces de acelerar reacciones químicas y dirigirlas hacia los productos químicos de interés para nuestra sociedad. Son materiales esenciales para el 80 por ciento de los procesos químicos conocidos en la actualidad y probablemente el cien por cien de los que se desarrollen en el futuro. Son claves para una industria química más eficaz, que consume menos energía y emite menos residuos. Son la clave hacia una química más "verde".

- ¿Cómo definiría la nanotecnología para que lo entienda todo el mundo?

-Es la parte de la ciencia que intenta comprender las propiedades de los materiales cuando se han dividido en piezas increíblemente pequeñas. Partículas cientos de miles de veces más pequeñas que el ojo de una mosca. Cuando la materia se divide en partículas tan pequeñas, éstas presentan propiedades muy originales, marcadamente diferentes de las que conocemos para el material no dividido. La nanotecnología persigue comprender esas propiedades y aprovecharlas para nuestro beneficio en un gran número de tecnologías. En mi caso, para que los nanomateriales actúen como catalizadores de reacciones químicas de interés.

- ¿Qué aplicaciones médicas tiene la nanotecnología?

-Las nanopartículas ya se emplean como vehículos para inyectar fármacos en cuerpos vivos, hacerlos circular por el torrente sanguíneo, hacerlos llegar a su destino, y liberar el fármaco que portan en el punto donde el tratamiento es más efectivo. Además, los efectos secundarios asociados con el fármaco se minimizan, puesto que esta acción de fármacos localizada evita que otros órganos no enfermos se expongan al mismo. La nanotecnología también está detrás de implantes que reducen el riesgo de rechazo, ayudan en el diagnóstico por técnicas de imagen, etcétera. Las posibilidades ofrecidas por entes tan pequeños son, paradójicamente, enormes.

- En el día a día, ¿dónde está la nanotecnología?

-Nos rodea en nuestras vidas. En algunos campos, ha estado por mucho tiempo ahí, en explotación industrial, pero sólo recientemente hemos comenzado a comprender que las propiedades útiles de ciertos materiales se deben a su división en nanopartículas compuestas por sólo un puñado de átomos. Cómo comprender es el primer paso para mejorar, este conocimiento no sólo es la clave para desarrollar nuevas tecnologías, también mejorar las existentes.

- La revista "Nature" publicó dos estudios en el que usted participó. ¿Cuál era la relevancia de estos trabajos?

-Estos trabajos mostraban cómo controlar el comportamiento de nanomateriales para lograr materiales funcionales con propiedades originales y de utilidad en la industria química. Catalizadores que puedan tener una vida útil más prolongada en los procesos en los que se emplean, o membranas miles de veces más finas que la piel humana que permitan separar moléculas de gases basándose en diferencias de tamaño ínfimas, lo cual es muy interesante en procesos de purificación de biogás, gas de origen biológico y renovable, que ya se inyecta en la red de gas natural en España y Europa, pero requiere de una exhaustiva purificación.

- Gracias a la nanotecnología se pueden crear nuevos materiales, ¿esto no podría traer consigo peligros?

-Todo aquello que es de un tamaño suficientemente pequeño como para encontrar una ruta hacia el interior de nuestros cuerpos es susceptible de ser tóxico. Los nanomateriales lo son, pero eso no convierte la nanotecnología en potencialmente nociva. En la gran mayoría de las aplicaciones, esos nanomateriales no se emplean libres, sino asociados o integrados en elementos de mayor tamaño que son intrínsecamente menos peligrosos. No se debe asociar modernidad y nanotecnología con esta potencial nocividad. Por ejemplo, en Asturias, muchos mineros tuvieron y tienen que luchar contra enfermedades del tracto respiratorio como la silicosis. Un problema viejo, que nadie asociaría con la nanotecnología, pero a la fin asociado con un nanomaterial respirable.

- ¿Cómo es su día a día en el trabajo?

-Si no estoy de viaje, tengo reuniones con los chicos del equipo, discutimos resultados y planificamos los siguientes pasos. También hago mucho trabajo editorial para revisar trabajos o proyectos de otros colegas. Últimamente, una gran parte de nuestro trabajo es para las casas editoriales, ayudando a seleccionar los trabajos que otros científicos proponen para publicar. A menudo estoy de viaje, en conferencias, reuniones de proyectos, planificación de consorcios de investigación en el marco de la Unión Europea, etcétera. Viajar es cansado, pero importante para mantener una red profesional amplia que es importante en un campo, el de la investigación, que, como muchos otros, se ha globalizado mucho. De vez en cuando hay un rato para un futbolín con los compañeros de trabajo.

- ¿Echa de menos trabajar en su país?

-La verdad es que me he sentido muy cómodo trabajando tanto dentro como fuera de España. No lo echo de menos, pero, de ser así, sería por poco tiempo porque en estos momentos preparo el traslado a la plantilla del CSIC, en Valencia, que supondrá el regreso a España más de ocho años después.

- ¿Cree que Asturias deja escapar a sus científicos?

-Soy de los que creo que los científicos deben "escapar", cruzar fronteras, trabajar en diferentes lugares y entornos. Esto hace más probable que se incuben ideas originales, en la frontera entre disciplinas. Es esencial en esta profesión, como en cada día más profesiones. No veo mal que un profesional realice su labor lejos de su cuna. Lo veo enriquecedor. Otra cosa es que los que hayan hecho ese esfuerzo, y destacado en el mismo, no tengan opciones de plantearse volver y contribuir a mejorar la competitividad de su tierra, simplemente porque tales opciones no existan. Eso es lo que hay que evitar.

- ¿A qué realidad se enfrentó usted cuando terminó la carrera?

-Al acabar mi carrera en Oviedo ya había apalabrado mi incorporación al CSIC para trabajar en catálisis. Cogí un tren a Valencia al día siguiente. La verdad es que no tuve mucho tiempo de parar y "enfrentarme" a la nueva situación como titulado.

- Un departamento como en el que trabaja usted, ¿qué tipo de perfiles profesionales demanda?

-Contratamos a químicos e ingenieros químicos. Durante su etapa doctoral adquieren habilidades de gestión de proyectos y plazos, trabajo en equipo, colaboración internacional, presentación de resultados, etcétera. Esto les hace más atractivos para el mercado laboral al doctorarse.

- ¿Cuál es el perfil del científico de hoy en día?

-Una persona flexible, que ha conocido diferentes países, lenguas y culturas, dedicado y cuyas posibilidades de éxito dependen mucho del país en el que ejerce su labor, y de la importancia que sus políticos den a explorar y desarrollar cosas nuevas, no existentes hasta el momento.

- Usted también trabaja como profesor. ¿Cómo es esa experiencia?

-Sí, imparto docencia en la Universidad de Bochum, en Alemania, y una semana al año en el máster bilingüe en Ingeniería Química de la Universidad de Oviedo. Disfruto mucho interaccionando con estudiantes. En Oviedo, unos diez al fin de su titulación de máster. En Alemania, unos 700 al comienzo de sus estudios de Universidad. Ambientes muy diferentes. Explicar te ayuda a asentar los conceptos que muchas veces creías asimilados.

- ¿Cuál es la pregunta más rara que le ha hecho un alumno?

-Más que una pregunta, fue una aseveración. Un alumno de primer curso de universidad en Alemania me comentó que tenía problemas para comprender cualquier cosa que no podía ver con sus ojos. Le aconsejé que reconsiderase la idea de estudiar química. En realidad las propiedades de todo lo que vemos vienen determinadas por entes que escapan a nuestro ojo.

- ¿Es difícil la comunicación entre los científicos y las empresas a la hora de desarrollar un proyecto?

-No en mi campo. La catálisis es muy relevante para las empresas de muchos sectores, y esa cooperación se da a menudo. Los estudiantes que se gradúan en mi grupo trabajan en empresas. En mi campo, academia y empresa hablamos un lenguaje muy similar.

- ¿Se quedan muchos proyectos científicos en el tintero por falta de dinero?

-Sí. La investigación no es barata. Sin fondos, las ideas no se pueden explorar.

- ¿No se invierte lo suficiente en ciencia?

-Depende del país. En España, mucho menos que en sus países vecinos, los países que surfean en la cresta de la ola de la innovación. Esto no es opinión, es un dato objetivo. Muchos países europeos (y no europeos) invierten en I+D+i más del 3% del producto interior bruto. España alrededor del 1%. En algunos casos con "trucos" como plazos imposibles de cumplir o proyectos que cuando se le conceden al investigador ya llevan administrativamente meses "en marcha", de modo que los investigadores se ven obligados a devolver parte de la financiación que, no obstante, figura oficialmente como "invertida" en investigación.

- ¿Qué le parece el nombramiento de Pedro Duque como Ministro de Ciencia?

-Una buena noticia. Por primera vez un no político a cargo de algo tan poco político como la ciencia. Él conoce la realidad del otro lado, las necesidades de los científicos. También cómo se trabaja en países más modernos en el ámbito de la investigación, al haber trabajado varios años para la Agencia Espacial Europea en Alemania. Tuve ocasión de conocerle en una reunión de investigadores españoles afincados en Alemania hace un par de años. Una persona muy cercana. Con los pies en el suelo, a pesar de haber estado más lejos del suelo que ninguno de nosotros. Estoy seguro que tiene en mente cambios modernizadores, aunque no sé qué capacidad tendrá de imponer cambios.

- ¿Se ve usted en política?

-No.

- ¿Sigue la actualidad española y asturiana?

-Por supuesto.

- ¿Qué noticia de los últimos tiempos le ha llamado más la atención?

-Me alarmé con la noticia del incidente en la descarga pirotécnica de las fiestas del Carmen en Cangas del Narcea.

- ¿Cómo ve se España fuera de nuestras fronteras?

-Últimamente, y erróneamente en mi opinión, sale en las conversaciones la idea de España como un país muy dividido, una canoa donde cada remero rema en un sentido.

- ¿Es de los que venden su Asturias cuando está fuera?

-Por supuesto. La mejor forma de venderla es con una fabadina con embutido de casa.

- ¿Es del Sporting o del Oviedo?

-Soy de cualquier equipo y deportista de la tierra. Lamento que ninguno haya podido ascender este verano. Lo mismo que lamento que los coches de Alonso no estén a la altura últimamente.

- ¿Qué papel juegan las redes sociales en la ciencia?

-Importante. Redes como Linkedin conectan investigadores, son útiles a la hora de publicitar ofertas de trabajo, las últimas publicaciones del grupo, o las últimas novedades tecnológicas traídas al mercado por las empresas. No obstante, es importante no cruzar la línea de dejar de ser científico y pasar a ser community manager.

- ¿Qué lee ahora mismo?

-He sido padre de un bebé hace semanas, así que lo de leer... por un tiempo lo tengo aparcado.

- ¿Cuál es la última serie o película que ha visto en Netflix?

-"La casa de papel". Todo un fenómeno en Alemania. Fue curioso que mis colegas alemanes me introdujesen en una serie española.

- Se habla mucho del grafeno como elemento del futuro, ¿es así?

-Un material interesante. Es un gran ejemplo de la definición de nanotecnología relacionada con el hecho de dividir la materia en partículas. El grafeno no es más que una sola capa de la "lasaña" que es la estructura del grafito, el carbón de la punta de los lapiceros. El premio Nobel que recibió su descubrimiento lanzó mucho las expectativas. El tiempo dirá si de manera realista o no. No es un material tan fácil de obtener y aislar como puede parecer a la vista del uso tan extendido que se hace de su nombre, no siempre con el rigor requerido.

- ¿Cuándo llegarán los móviles y pantallas flexibles?

-Ya están aquí, ¿no? Otra cosa es que el hecho de que sean flexibles sea una ventaja. No sé si necesitaremos también planchas para alisar nuestros móviles cuando se arruguen.

- ¿Cuál es el mayor reto de la nanotecnología en los próximos años?

-Que sus beneficios no sólo lleguen a la gente que más cómodamente vive en el planeta.

- ¿Y el suyo?

-Que mi bebé crezca en un mundo menos contaminado. Espero que nuestros estudios en el ámbito de la catálisis contribuyan a ello.

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