Crítica / Música

Fito se consagra como clásico del rock español

La gira que conmemora veinte años de carrera en solitario logra dos llenos en Gijón

El cambio de siglo llegaba con nueva banda sonora. Fito dejaba atrás su grupo "Platero y tú" para emprender una carrera en solitario junto a los "Fitipaldis". No era un arranque en el vacío, para entonces había mucho rodaje rock en el bilbaíno, pero cuando lo vimos en El Bibio abriendo el concierto de "Extremoduro" en septiembre de 1999 nadie podía vislumbrar la proyección que Fito iba a alcanzar en pocos años. Casi veinte años después volvía a Gijón por la puerta grande y firmando dos llenos absolutos en el Palacio de los Deportes dentro de la gira "20 años, 20 ciudades". El éxito estaba garantizado de antemano, pero con esta retrospectiva Fito se consagra como clásico del rock nacional y nos recuerda que su música nos ha acompañado incesantemente en lo que va de siglo.

En el pabellón se dieron cita seguidores de distintas generaciones; desde quienes lo seguían en la época de "Platero y tú" hasta adolescentes que celebraban escuchar en directo canciones que pudieron formar parte de su infancia. Gente de todas las edades que corearon cada canción desde los primeros versos y hasta la última nota, y es que en el ambiente se respiraba hambre de Fito. Él lo sabía, y agradeció la acogida animando a los presentes a cantar y bailar. Así fue; aunque su música se mueve más por tempos medios, el tren de rocanrol siempre hace caminar a las canciones marcando los golpes a la contra y empujando las melodías. Es marca de la casa: ese tempo pesado avanza de forma fluida con el juego de guitarras al tiempo que le permite desarrollar melodías con una lírica más propia del pop sobre una base instrumental de rocanrol.

El "crossover" que lanzó a Fito al éxito masivo a principios de este siglo le valió las críticas del sector más acérrimo del rock nacional, pero la verdad es que este músico ha sabido mantener una línea constante en su carrera, moviéndose con soltura por los diferentes palos del rock y rodeándose siempre de una banda con grandes músicos; en esta gira destaca Carlos Raya, que ejerce de escudero a la guitarra. Los patrones musicales están claros y son eminentemente roqueros: una base firme de bajo y batería, todo el peso en las guitarras (no hay teclados) y un saxo para dar fuerza al sonido y protagonizar algunos solos.

¿Qué sería una celebración sin amigos? Fito ha querido contar con gente como Muchachito o Rulo para la ocasión, y de paso dar algo de colorido al espectáculo; el "No soy Bo Diddley" fue un respiro que sonó con set acústico. Pero los momentos álgidos llegaron en la recta final; mención especial para "Rojitas las orejas", que Fito tocó en solitario con una acústica y sampleando en directo pasajes de guitarra, y sobre todo "Soldadito marinero", con la que el pabellón entró en bucle entonando ese mantra de "después de un invierno malo...".

Fue un concierto espectacular en un fin de semana memorable para la música en directo en Asturias. Llenó Fito, pero también Maceo Parker, Pablo López, Luz Casal y Yann Tiersen. La gente va a los conciertos, a la vista está, ahora sólo falta dar un pequeño empujón apoyando al circuito de bares y salas, o al menos no ponerle piedras en el camino.

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