El hotel de los líos

Colette es un personaje muy goloso ahora que la mujer protagoniza una necesaria revolución. Fue eso que llaman una adelantada a su tiempo, alguien independiente y de creatividad constante que rompió ataduras, abrió caminos insospechados para su sexo y se convirtió en una pieza fundamental de un engranaje literario dominado por los hombres. Emparentada en cierto modo con la reciente "La buena esposa" por la relación tóxica que se crea en una pareja con falsos roles, la película se beneficia de una esforzadísima interpretación de Keira Knightley, un sólido Dominic West y una reconstrucción de la época impecable.

Si The Square despellejaba sin piedad el mundo del arte con herramientas de humor sesudo y formas agresivas, Mi obra maestra opta por un humor más suave y popular agitado por dos actores competentes y una realización correcta pero de escasa imaginación. Una película sobre el valor de la amistad, en este caso entre dos seres que afrontan la vida, y el arte, con planteamientos muy distintos y distantes. Engaños, reveses, discordancias vitales, pequeños grumos de drama y pinceladas de humor nada brusco y a ratos emocionante, Mi obra maestra está de lejos de serlo pero se ve con indudable agrado.

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