Tino Pertierra

Crítica

Tino Pertierra

Tabla rasa

Película de arranque felino, pausado e inquisitivo. Madre e hija de vínculos atópicos. Identidades yuxtapuestas. El vértigo de la representación. La imaginación reconvertida en realidad: tortugas que invaden la escena en primera persona. Cabezas de cerdo. Culos al aire, confesiones y confusiones. Gatos que se relamen y planos relamidos (colores virados, ralentí extremo). La vida es teatro, el teatro es vida. Josephine Decker dirige a sus actores al abismo, los enreda en un ejercicio máximo de calculada improvisación que dramatiza incluso la guasa. Hasta los volantazos se vuelven elocuentes en esta histeria de incertidumbres vitales, juventudes al rojo vivo y temores fundados en la que irrumpen sonidos extraños, músicas dislocadas. ¡Tortugas que bailan en la playa! Ojos que suspiran, bocas que miran. Mar de fondo. Desenfoques precisos: se trata de aturdir al espectador con todo tipo de propuestas sin molde prefabricado. Algunas son innecesarias, simples ocurrencias. Pero las valiosas son de una intensidad y esquiva belleza inauditas, con interpretaciones que hacen de lo artificioso un prodigio de naturalidad. Incluso con cabellos arrancados entre jadeos televisivos. Una película que puede llegar a fatigar. Que debe fatigar, de hecho, o sería un fracaso. Desgarros raciales, catarsis del fingimiento y abusos de confianza para extraer (expoliar) la vida de una alumna en nombre de un arte que implora sumisiones. ¡Un cerdo vagando por las calles! "Madeline´s Madeline" exige esfuerzo y paciencia pero la recompensa vale la pena: la elipsis como rampa de sentimientos a los que espera un final tan alegórico que se diría impenetrable.

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