Eduardo Lagar

Perdiendo el hilo

El dueño de Twitter admite que en su red no se puede conversar

Kara Swisher es la más temida periodista especializada en Silicon Valley. El martes, en la revista digital que fundó, "Recode", entrevistó al consejero delegado de Twitter, Jack Dorsey.Ya que Twitter es, supuestamente, un lugar pensado para que todo el mundo salga a conversar en libertad, decidieron hacer la entrevista a través de esa plataforma. La noticia que salió del experimento no fue lo que Dorsey declaró. La noticia fue la más evidente constatación de que en Twitter no se puede mantener ningún tipo de conversación coherente. Un redactor de "Recode" escribía ese día que no había forma de seguir el hilo. El propio Dorsey admitió que aquello era un carajal. Y cuando Swisher apretó y le pidió a Dorsey explicaciones sobre los problemas de su red social, se hizo aún más evidente que 280 caracteres son insuficientes para los matices que requiere cualquier razonamiento.

Está bien que prueben su propia medicina. Pero es algo que ya sabíamos: que el estrecho canal de Twitter da para poco más que para un intercambio de ladridos. ¿Hay alguien que siga tragándose que ése es el gran foro del debate público moderno?

Puede que sí lo haya. Porque la capacidad del habla, y la complejidad, es algo que va haciéndose prescindible con las nuevas tecnologías. Autores como la socióloga Sherry Turkle anuncian que la digitalización está acabando con la conversación entre humanos. Especialmente, entre los humanos más jóvenes. Adolescentes y veinteañeros entran en pánico al tener que hablarse "en tiempo real". Ya ni se llaman por teléfono. El diálogo "en directo" exige un esfuerzo enorme de improvisación y exposición personal. Por eso prefieren mandarse audios y textos previamente editados. Con ellos controlan exactamente el mensaje y la imagen que quieren proyectar. Quizá llegue un día en que la estrechez mental de Twitter nos quede holgada.

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