Madrid

Fue musa del cine de la transición y una de las grandes estrellas del conocido como cine del destape y de los espectáculos de alto contenido erótico, y su foto semidesnuda junto a Tierno Galván, dejó con la boca abierta a más de uno, porque la gijonesa Susana Estrada es, como ella misma dice, «una mujer de armas tomar».

La protagonista de cintas de los años 70 como «La trastienda» «El libro del buen amor» o «El maravilloso mundo del sexo», películas a las que la censura les colgaba una «S», ya que podían herir la sensibilidad de un espectador, que por fin no tenía que atravesar los Pirineos para ver algún que otro desnudo, siempre femenino, en el cine, acaba de colaborar en «Los años desnudos. Clasificada S», el nuevo largometraje de Félix Sabroso y Dunia Ayaso.

«En los años 70, para hacer cine, había que desnudarse, no había más remedio», comenta a Efe por teléfono Susana Estrada, que vive en Benidorm dedicada a la música y en donde ha grabado un nuevo disco, «Luna loca», en el que hay «boleros, rumbas y un poco de todo», muy en la línea de otros trabajos suyos, como aquel que publicó a principios de los ochenta con el título de «Amor y libertad».

«Fueron Félix y Dunia los que me buscaron y les costó encontrarme, porque estaba de año sabático, por eso cuando me incorporé al rodaje y me dieron a elegir personaje, no me pude resistir al pequeño papel de periodista feminista contraria al cine del destape. ¿Qué paradójico, no?», asegura con humor la actriz asturiana, a quien le encantaría volver a trabajar con el dúo de realizadores pero con un papel «más en serio».

Símbolo de libertad en los 70, incluso se atrevió unos meses después de la muerte de Franco a estrenar el espectáculo «Historia del striptease», ofreciendo uno de los primeros desnudos integrales de los escenarios españoles, coincidiendo en el tiempo con otras actrices de nombre que decidían quitarse la ropa como Victoria Vera, María José Goyanes o Marisol.

Susana Estrada, que llegó a ser procesada por un consultorio sexológico que tenía en la revista «Play Lady», asegura que en «ningún momento» se sintió «manipulada». «Nadie te ponía una pistola en la sien y te obligaba a desnudarte, eso sí, si querías hacer cine, tenías que quitarte la ropa».

«Fueron catorce películas y muchos cortos, hechas por directores que no tenían ni idea de cómo iluminar un desnudo, y todas estaban protagonizadas por chicas monísimas y actores, muy buenos eso sí, ahí estaban Pajares o Esteso, pero que de galanes no tenían nada. No éramos mujeres objeto, sino mujeres folleto», explica.

De toda su filmografía guarda con especial cariño «Pasión prohibida», porque, ella que es asturiana, recuerda que pasó unos días «maravillosos» en la costa de Finisterre, y no le gustó el rodaje de «La trastienda», de Jorge Grau, en la que María José Cantudo ofrecía el primer desnudo integral del cine español, «porque fue en Pamplona, con el follón de los Sanfermines», y no le gustan «el bullicio ni las aglomeraciones», aclara.

La actriz, que no tiene relación con otras famosas del género como fueron Nadiuska o la también asturiana Blanca Estrada, concluye: «Volvería a hacer todo lo que hice, esas películas de poco presupuesto, pero de grandes taquillas, estoy orgullosa de todo lo hecho, aunque reconozco que tengo una deuda pendiente con el cine y me gustaría hacer algo de calidad».