Las polémicas de Sálvame no solo salpican al famoseo español, sino también a sus propios colaboradores. De vez en cuando, el programa decide convertir en tema principal del plató a uno de los rostros habituales que cada tarde se sientan a delante de las cámaras del espacio de Telecinco.

La última en sufrir esto ha sido Lydia Lozano. La colaboradora pasó sus vacaciones en Egipto junto a su marido. En el viaje, disfrutó de las maravillas del país y compartió anécdotas sobre sus compañeros de crucero. No obstante, parece que la colaboradora de Sálvame tuvo una actitud que no gustó al resto de acompañantes en las visitas. Una testigo ha relatado en 'Sálvame' cómo actuaba Lydia Lozano con el grupo. Eran como 22 personas en este grupo, "y me resultó muy pesada", ha asegurado esta testigo. Y le llamó mucho la atención que fuera más intensa que en la televisión, "iba de famosa". Y en ciertos momentos quiso ser más que nadie. 

Paz Padilla ya se lo advirtió, "te lo dije, no tenías que ir con turistas españoles", le ha dicho. Lydia Lozano se ha quedado a cuadros por los comentarios.

Ahora, ha sido María Patiño la que se ha convertido en una inesperada protagonista del programa. La presentadora de Socialité  tiene esta vez en sus manos el futuro de los 38 jamones ibéricos con los que ‘Sálvame’ premiará a todos los colaboradores y el público si ella acepta y supera el reto que le propone el programa: montar en directo un mueble.

Carmen Borrego fue la primera en enfrentarse a la propuesta del programa, que le planteó la difícil misión de memorizar a lo largo de la tarde las 193 banderas de los países reconocidos por la ONU. Tenía que adivinar cinco, pero solo logró dar con una. "¡No me quiero ir de plató!", se quejaba la periodista, enfadada, pero no tenía que hacerlo. Esta vez, la misión de María Patiño es bien distinta, Germán esta vez nos ha traído un carrito con un montón de piezas y tableros, todo lo necesario para montar un sinfonier. Tenía todo lo necesario: las instrucciones, tornillos, herramientas y piezas.