Gijón, C. JIMÉNEZ

«Nos encontramos en la edad de piedra de la tecnología.Velázquez tenía mucha más definición que esta mierda de pantallicas». El diseñador Javier Mariscal no tiene pelos en la lengua a la hora de referirse al estado de la creatividad en el mundo digital. Existe talento, dice el padre de «Cobi» en Barcelona'92, embarcado ahora en un proyecto cinematográfico junto a Fernando Trueba, pero echa en falta un mayor desarrollo de la tecnología. «Estamos rodeados, cada vez más, de cosas bastante cutres a nivel técnico», insiste.

Mariscal ofreció ayer en «Gamelab» un avance de su primera incursión en el mundo del cine: la película de animación «Chico y Rita», que se estrenará en noviembre y en la que suma su talento al del director madrileño. La cinta, ambientada en La Habana de 1940, narra la historia de amor entre una cantante y un pianista cubanos, con la impresionante paleta de colores que aporta Mariscal, que da, si cabe, más brillantez al conjunto acompañado de la música de Bebo Valdés y Estrella Morente. El polifacético diseñador valenciano explica así su cambio de registro: «Estoy metido en un proceso industrial donde mucha gente está tomando decisiones. El personaje de Chico es como tus calzoncillos, le han metido mano 200 personas», ironiza.

La cinta recrea con máxima fidelidad la vieja Habana. Tanto es así que hay quien dice que «sólo falta el olor». Gonzo Suárez, cerebro del videojuego más popular producido en España, la saga «Commandos», define a Trueba y Mariscal como «dos animales pasionales que no les importa claudicar a las nuevas tecnologías».

El diseñador defiende que la clave del éxito está en crear una «historia grande» e invertir tiempo en investigar para que el resultado del proyecto sea homogéneo. «Lo chulo de lo interactivo es que te permita interactuar a ti como persona, no que te mantenga enganchado a una pantalla sin sentido». Mariscal sostiene, además, que no hace falta excavar muy profundo porque las buenas ideas «están en todas partes: desde el banquero al taxista. La creatividad es algo que nos acompaña desde que nacemos». Y mientras va desgranando nuevos detalles de la cinta, el diseñador se mueve por el escenario al ritmo de la música cubana que sirve como base de la historia de «Chico y Rita». Lo que pudo verse ayer en «Gamelab» no era tanto una presentación de la película sino más bien una innovadora ponencia sobre el proceso creativo del artista en el mundo digital. «La tecnología que tenemos es todavía muy lenta, es necesario mejorar en resolución y en calidad», advierte.

Su conocimiento del proceso creativo le permite realizar una revisión crítica del estado del diseño: «No me gusta hablar de fronteras sino de los creativos en general. Desde el inicio de la historia, el principio ha sido el buen diseño». Y ese talento, ¿se enseña o se aprende? «Ambos», confirma Mariscal antes de realizar una precisión sobre su trayectoria. En la inauguración de un hotel que llevaba su sello, una bilbaína se le acercó para comentarle su sorpresa por no haber encontrado en las habitaciones rastro alguno de la archiconocida mascota de los juegos olímpicos de Barcelona, «Cobi». «Pues no», le respondió Mariscal pensando quizá en otra de las claves de su éxito: la evolución constante.

Desde el estudio de diseño que dirige en Barcelona ha tocado varias disciplinas artísticas, y sobre soportes muy variados, sin mostrar ninguna preferencia: desde el diseño gráfico, el diseño de mobiliario, la pintura, la escultura, el interiorismo, el paisaje urbano, la jardinería, la horticultura... Todos ellos son objeto de su activitad profesional y vital aunque ahora el ocio digital marque algunos de sus proyectos. Para lograr un resultado homogéneo y completo, lo fundamental en cualquier trabajo, dice Mariscal, es «la emoción, el entusiasmo y la pasión». Para su salto a la gran pantalla ha tratado de demostrar también que la tecnología no es una forma de demostrar potencia, sino de recrear espacios de la vida real, indangando nuevas perspectivas. «Esto también es arte», defiende Gonzo Suárez al volver la industria del videojuego. «La interactividad está por todas partes», añade Mariscal. También en un buen diseño.

Su próximo proyecto es llevar al cómic la historia de «Chico y Rita». «Estamos a punto de acabarlo, lo hubiera hecho antes pero al final las soluciones van cambiando», confiesa. Todo, por mostrar la evolución de la música latina y cómo ésta influye sobre la música anglosajona cuando llega a la ciudad de Nueva York. El torrente creativo de Mariscal y Trueba fluyen por una cinta que refleja una ciudad de balcones abiertos de par en par frente al gris polomizo de la capital neoyorkina.

«Lo fundamental en cualquier trabajo es la emoción, la pasión y el entusiasmo», afirma el padre de la mascota «Cobi»