La belleza no lo es todo y "La Monstrua" de Avilés es un claro ejemplo de ello. La estatua realizada en bronce de Eugenia Martínez Vallejo, más conocida con el sobrenombre de "La Monstrua", se ha convertido en el monumento avilesino más fotografiado por los turistas, que no pueden evitar detenerse a contemplarlo a su paso por la calle Carreño Miranda, donde se encuentra.

"No tenía ni idea de la historia de la estatua o de quién era esta mujer. He venido a verla porque salía en la guía de Asturias", explica Noemí de Grado, una malagueña de turismo en la ciudad. Ella no es la única viajera que se detiene ante el monumento a pesar de no conocer su historia. De hecho, la mayoría de visitantes le saca una foto por lo llamativa que resulta. "Trabajé en Avilés hace unos años y he vuelto con mi marido. Nunca había visto esta estatua ni conozco su historia", confiesa Pilar González.

A pesar de su desconocimiento, la vida de "La Monstrua" es cuanto menos curiosa. Eugenia Martínez Vallejo nació en Bárcena (Cantabria) en plena misa. Este hecho tan insólito fue considerado un presagio de que sería afortunada. Sin embargo, su vida no lo fue. Nacida en la segunda mitad del siglo XVII, antes de la llegada de la Ilustración y el desarrollo de la ciencia, fue considerada un monstruo por sus malformaciones. Según crónicas de aquella época, con apenas un año la niña pesaba 25 kilos y al cumplir los seis alcanzó los 70. Sus padres la llevaron ante la corte de Carlos II, "el Hechizado", ya que por aquel entonces las personas con malformaciones se convertían en bufones de palacio. Su historia se recogió en varias "relaciones de sucesos" de la época y fue bautizada como "La niña monstruo de los Austrias".

Durante su estancia en palacio, el rey encargó a Juan Carreño de Miranda, pintor de la Corte, que retratara a la niña. El artista realizó dos lienzos, uno de Eugenia vestida al más puro estilo de "Las Meninas" de Velázquez y otra de la niña desnuda, que recuerda a las gordas de Botero. Fue el primero de los dos cuadros el que el escultor asturiano Amado González Hevia "Favila" tomó como referencia para esculpir "La Monstrua".

El monumento fue un encargo de la empresa Ayala en 1997 para donar al Ayuntamiento de Avilés. Le pidieron a Favila que escogiera un tema para homenajear a Carreño Miranda y colocarlo en la calle que lleva su nombre."Me pareció una buena forma de unir Avilés y Madrid, donde Carreño la pintó", explicó Favila. "Esculpí la que estaba vestida porque 'Las Meninas' son un icono muy popular y también se relacionan con Madrid a través de El Prado", explica.

Además de ser muy llamativa, la estatua tiene una peculiaridad añadida: un ratón a los pies de la niña que no se encuentra en los cuadros originales. "Cuando la estaba tallando había un ratón correteando por los alrededores y me pareció una buena aportación", describe Favila. Sin embargo, el ratón ha sido robado ya varias veces, al igual que le ha ocurrido a las gafas de Woody Allen en Oviedo. "Estaba sujeto solo con un clavo. Planeamos escupirlo de nuevo e intentar sujetarlo mejor", apunta el artista. Sea como fuere, con o sin ratón, "La Monstrua" sigue siendo objeto de todas las miradas estos días en Avilés.