La crónica, esa fusión de la literatura con los hechos de la vida de todos los días, se ha convertido en uno de los géneros con mayor demanda lectora a uno y otro lado del Atlántico. Como los periódicos han dejado de publicar historias que excedan los límites de las dos páginas, como mucho, los autores interesados en internarse en los campos de la no ficción narrativa han optado directamente por el formato del libro. De vez en cuando -y la frecuencia, por fortuna, es cada vez mayor- aparecen títulos muy destacables. Es el caso de "Chicas muertas" (Mondadori), de la escritora argentina Selva Almada, que se presentó ayer en la "Semana negra" y aspira, junto con Cruz Morcillo y Martín Olmos, al premio "Rodolfo Walsh. Es una de las sorpresas literarias de los últimos meses.

"Los cronistas tienen cada vez más visibilidad, y la que ha logrado una autora como Leila Guerriero creo que ha abierto camino y ha favorecido a mi libro", explicó ayer en Gijón. Selva Almada, que nació en 1973 en un pueblo conservador de Entre Ríos (ahora vive en Buenos Aires), modula en "Chicas muertas" una personalísima voz literaria con la que trata de reconstruir, mediante la evocación, la indagación o la pesquisa, la muerte de tres mujeres jóvenes en el interior de Argentina, en la provincia.

"Cada treinta horas muere una mujer en mi país; me interesa el tema del feminicidio porque una piensa, a veces, en pequeños episodios de su vida y en que esas cosas también pudieron pasarte a ti", explica la narradora. Antes de "Chicas muertas", crónica escrita con una prosa de alto voltaje en la que resuena la herencia de escritores de la talla de Faulkner y Onetti, Selva Almada ha publicado dos elogiadas novelas, "El viento que arrasa" y "Ladrilleros", además de algunos cuentos. Ayer, interrogada sobre las posibles influencias en su manera de enfocar esta crónica desolada, mencionó a Truman Capote y su "A sangre fría", un clásico sin discusión. Y se refirió también a otras lecturas del sur profundo de Estados Unidos, como los textos de Flanenry O'Connor.

"Me ha gustado mucho escribir crónica", indicó. Aunque tiene en proceso de escritura otra novela, está entre sus proyectos la posibilidad de volver a la no ficción con una obra sobre la película inspirada por "Zama", del también argentino Antonio di Benedetto. Selva Almada confesó que no fue fácil hallar el hilo del que tirar para contar esos tres crímenes sin relación entre sí y aún sin solución, unidos sólo por la voluntad literaria y la memoria de la autora. "Me costó encontrar la manera de contar todo eso; al principio, me salía una voz demasiado impostada por el periodismo, así que, al ser novelista, opté por utilizar las herramientas de la literatura", explicó.