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Un "selfie" muy primitivo

El centro de Tito Bustillo retrató a varios turistas para transformar las imágenes digitales en rostros de neandertales

Francisco López, encargado de los talleres, con un cráneo neandertal. p. m.

Pese a que se extinguieron en favor de los homo sapiens (la especie a la que pertenecen los humanos actuales) hay quien reconoce rasgos neandertales en más de un vecino, amigo o compañero de trabajo. Esta fue una de las impresiones que ayer se llevaron los participantes en el taller "Hazte un selfie neandertal", organizado en el centro de arte rupestre de Tito Bustillo, en Ribadesella. En la actividad (que consistía en hacerse una foto que luego se retocaba por ordenador para darle rasgos neandertales) no sólo miraron al prójimo, sino que también pudieron comprobar cómo habrían sido sus caras de haber nacido hace 50.000 años y haber formado parte de esta otra especie humana.

Los caracterizaban aspectos como el "moño occipital", un saliente en la parte superior trasera del cráneo, la "ceja de hueso" o "toro supraorbital" y, entre otros rasgos, una "nariz más ancha y una frente huidiza, echada hacia atrás", explicó Francisco López, encargado de talleres en el centro de Tito Bustillo. López relató a los asistentes que en la cercana cueva del Sidrón, en el concejo de Piloña, se han encontrado restos de trece individuos que abarcan todas las etapas vitales y que han ayudado, en gran medida, a conocer mejor esta especie. Si uno coge su propia cara y le aplica las facciones neandertales, sumadas a un pelo más bien rojizo y ojos claros, baja estatura y complexión fuerte, podrá obtener lo más parecido a la "versión neandertal" de sí mismo.

En el taller riosellano hubo sorpresas y sobre todo mucho sentido del humor, como el que demostró el leonés Félix Lorenzo: "Yo ya soy una persona difícil, ya soy feo, así que en neandertal pues más", explicó el homo sapiens, quien participó en el taller junto a su hija pequeña y su mujer, Elena Minguélez. La actividad le pareció a la leonesa "muy interesante y accesible a todo el mundo. Me gustó, porque te hace partícipe de esa época de la historia que nos pertenece a todos", destacó.

Antes de ser sometidos al "selfie neandertal" (en el que fueron retratados de perfil sobre un fondo blanco y ataviados con una piel animal) los participante realizaron algunos ejercicios sobre anatomía neandertal. Plasmaron en el dibujo de un cráneo sapiens lo aprendido sobre la especie protagonista y los más pequeños dibujaron a los neandertales tal y como se los imaginan, todos con una barba de bastantes días. "¿Se afeitarían los neandertales?", preguntó López a la pequeña Julieta Lorenzo, quien se encogió de hombros antes de que el primero le explicase que, de hacerlo, pudo haber sido con sílex, la piedra que empleaban para realizar tareas de cortar y separar, por ejemplo, la carne de la piel.

Las carcajadas abundaron en el transcurso del taller, en el que muchos confesaron tener "conocidos que podrían pasar por neandertales", bien por las mandíbulas más anchas, por las cejas salientes o por el carácter rudimentario. La pequeña Julieta Venegas también puso el punto cómico al comprobar, con gran sorpresa, su versión "neandertal" y dejar bien claro que aquel no era su rostro real.

El milagro de retroceder las caras en el tiempo se obró gracias a la tecnología. Los participantes pudieron asistir a dos deformaciones in situ y recibirán a lo largo de la semana su propio "selfie" neandertal en el correo electrónico.

A todos les pareció una estupenda forma de acercarse a un mundo que suele estar contenido en soportes mucho menos divertidos y más sesudos. Es probable que ni grandes ni pequeños olviden algunos de los apuntes prehistóricos que aprendieron gracias al taller impartido por Francisco López y mucho menos se les borre la imagen de sí mismos convertidos en los hombres de la prehistoria.

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