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Lanzar voladores, curso estival para los niños de Cangas del Narcea

"Es una ilusión poder tirar como hacen nuestros padres", aseguran los futuros tiradores de las fiestas del Carmen

Los participantes de 4 y 5 años, ante la máquina desde la que dispararon sus voladores. DEMELSA ÁLVAREZ

Los niños de Cangas del Narcea tuvieron ayer la oportunidad de tirar voladores, eso sí, adaptados a su edad y con tan solo un gramo y medio de pólvora para poder escuchar la explosión pero preservar la seguridad de los participantes. Para muchos era la primera vez que cogían el elemento pirotécnico y los nervios estaban a flor de piel. Sin embargo, las ganas de reproducir lo que ven realizar a sus padres y madres durante todos estos días de fiestas pesaron más a la hora de enfrentarse a la prueba.

Desde las seis de la tarde, más de medio centenar de niños esperaban ansiosos a que se iniciara el curso que estuvo monitorizado por miembros de las peñas de la pólvora y de la Sociedad de Artesanos. Separados por grupos de edad, los monitores fueron explicandoles las partes del volador y la forma de sujetarlo para tirarlos con seguridad.

"Lo que me preocupa es saber cuándo hay que soltarlo, me da miedo que me explote en la mano", confesaba Macarena Acevedo antes de iniciar el curso. Un temor compartido por muchos de los asistentes a los que los monitores intentaban calmar asegurándoles que iban a notar el momento en el que el volador querría salir hacia el cielo y ahí debían soltarlo.

Buena parte de los pequeños que se animaron a iniciarse en la tirada de voladores ya forman parte de peñas y su ilusión es repetir lo que ven en sus mayores para continuar con la tradición. "Me apunté porque es una ilusión poder tirar voladores como hacen nuestros padres y madres", apunta Ángela Rodríguez. Ser tirador en la Descarga es el sueño deotros muchos y lo que les impulsa a acercarse a la pólvora desde bien pequeños, como es el caso de Manuel Fernández o Paco Chichapán que confiesa que ha pasado de tener miedo del ruido que hacen los voladores a querer tirarlos "porque quiero formar parte de la peña de mi bisabuelo El Arbolín", asegura.

Los padres se mostraban tan ilusionados como sus hijos al verles con ganas de mantener viva una de los emblemas de las fiestas canguesas. "Este curso es una buena iniciativa, los niños deben aprender para cuando llegue el momento lo hagan con seguridad y es una forma de que se conserve la tradición", apunta Fran Rojo que en la pasada Descarga celebró 24 años como tirador, un puesto que asegura que dejará tan solo para ser el apurridor de su hijo, que ahora tiene cinco años.

Es el segundo año que la Federación de Peñas organiza este curso que tiene una gran acogida y que finalizó con una minidescarga de fuegos artificiales.

El domingo los pequeños volverán a ser protagonistas porque podrán disfrutar de las atracciones de las fiestas a mitad de precio.

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