Es Santa Marina la fiesta más peculiar de todas cuentas se celebran en el verano llanisco. La interpretación de la ancestral misa de gaita, la procesión de las aldeanas "culutrás" para no dar la espalda a la imagen de la Santa y el ofrecimiento de los corderos son tres de las características que la hacen única y atraen, año tras año, a cientos de personas llegadas desde todos los rincones de la comarca.

La misa de gaita fue interpretada por el coro de Parres bajo la dirección de Gema Cea, tocando el instrumento de viento Julián Herrero. Finalizada la eucaristía de campaña que ofició el sacerdote Florentino Hoyos dio comienzo la procesión por los alrededores de la vega de Santa Marina. Un centenar de aldeanas arroparon a la Santa. Encabezó la comitiva portando entre sus manos al estandarte Luciano Gutiérrez Quintana, "Lalo". "Es la primera ven en mi vida que lo llevo y también la primera vez que me visto de porruano. Para la familia es un día muy especial, pues es la primera vez que celebramos a fiesta con mi nieto Oliver, que también va de porruano", explicó.

Hubo tres ramos perfectamente armados para la ocasión. El pequeño, con una docena de roscos de pan y decorado con cintas rojas y verdes de la bandera de Llanes, fue llevado por Pelayo Pereira, Juan Fominaya y Álvaro Martínez. El mediano iba cargado con 21 panes y los colores de la bandera de Asturias, y fue portado por los hermanos Iago y Ari Gutiérrez, Pelayo Villa y Sergio Fernández. Sobre los hombros de Carlos Fernández, Jorge Arenas, Ángel Quintana y Víctor Fominaya descansaba el ramu de mayor tamaño, con un total 25 roscos de pan, y cintas rojas y amarillas en honor a la bandera de España.

En el centro de la Vega de Santa Marina se llevó a cabo la reverencia ante la imagen de la Santa, que durante la procesión llevaron Jorge Fernández, Ángel Arenas, Emilio Tudela y Sergio Tárano. Tocaron el tambor Begoña de la Vega, Egrellí Fernández y Lucía Fernández. El ofrecimiento de los corderos fue el momento más emocionante de la mañana. Jorge Arenas y Rebeca Díaz Caneja fueron este año los encargados de realizar la ofrenda. Los animales fueron luego subastados por Ricardo Gómez, "Cardi". Se hizo con uno de ellos su primo Benjamín Tamés, quien acudió a Santa Marina treinta y dos años después. "Llevo 55 años en Suiza y en este tiempo solo he vuelto para la fiesta en 1986 y hoy (por ayer)", contaba. Dijo que adquirió el animal con la idea de regalárselo a alguien para que lo cuide y para "colaborar con la fiesta". Su teléfono móvil echaba humo. "Estoy haciendo muchas fotos para enseñárselas a mis hijos y a mi mujer", señaló.

La mañana festiva al pie de Mañanga finalizó con un completo festival folclórico donde los más pequeños interpretaron el xiringüelín y la carrasquina, y los mayores el quirosanu, la jota de Cadavedo, la jota del Cuera, el xiringüelu de Naves, el fandango de Pendueles y el pericote.