A Patricia Díaz le costó convencer a su madre, Conchita Álvarez, de que no se había vuelto loca y que elaborar el gin-tonic más grande del mundo era un reto al alcance del pequeño bar La Flor, que regentan desde hace 37 años en la capital veigueña. Díaz pasó de la incredulidad al entusiasmo y ayer estaba más que satisfecha con el resultado final: "está muy suavín, muy rico". Más de dos horas de trabajo costó elaborar el preparado de 700 litros a base de 180 litros de ginebra, 520 litros de tónica y 100 kilos de hielo con el que Vegadeo se quiere colar en el libro Guinness de los Récords.

Cuenta el castropolense Rubén Leivas que desde que montó la destilería Siderit junto a su socio, David Martínez, tenía en mente este reto. Este año, aprovechando el Mundial de fútbol, decidieron darle forma:"si España gana el Mundial, lo hacemos". De hecho, compraron un vaso de 1.000 litros de capacidad antes de que España cayese en octavos el pasado julio. No pudo ser, pero Patricia Díaz les convenció de que el proyecto podía hacerse igualmente.

Tenía que ser a lo grande, ya que había que superar los 550 litros del gin-tonic que ostenta el récord y que fue elaborado en California por el rapero Snoop Dogg. Si los requisitos para entrar en el libro Guinness fueron complejos, no lo fue menos la elaboración, ya que se hizo por el método manual, vaciando botella a botella. Solo de ginebra hicieron falta 360 botellas y cada "cubito" de hielo empleado pesó 15 kilos.

Para Leivas esta aventura tiene un especial significado ya que, pese a que montó la destilería en Cantabria, es natural de Castropol y se formó en el instituto de Vegadeo. "Me tomé cantidades ingentes de pinchos de tortilla en La Flor durante esa época", bromeaba ayer. También fue emocionante para la hostelera Patricia Díaz: "Lo veo como un reto personal en una trayectoria de 37 años. Es la guinda del pastel para esta familia".

Para entrar en el libro Guinness no solo había que elaborar el gin-tonic sino beberse hasta la última gota. Los promotores calculaban a mediodía que para ello sería necesario servir unas 2.500 copas hasta la madrugada. A última hora de la tarde se mostraban optimistas con lograr su objetivo, especialmente viendo las buenas críticas recibidas por parte de los primeros en degustar la mezcla.

Para Leivas y su socio este evento es un paso más de una exitosa carrera que nació hace cinco años cuando se propusieron hacer la mejor ginebra. Actualmente producen algo más de 200.000 botellas anuales de ginebra, vodka y vermú que exportan a unos treinta países. Entre sus muchos logros está el premio al mejor gin-tonic del mundo, que ganaron en 2015. Por eso tienen claro que la clave para que guste está en mezclar "una parte de ginebra y cuatro de tónica, servido en una copa de balón con mucho hielo, pues debe ser refrescante". Se puede decir que la ola de calor les vino como anillo al dedo.