Javier Olivares (Madrid, 1958) creó, junto a su hermano Pablo, la serie del momento: "El Ministerio del Tiempo". Tiene unas cuantas más: "Isabel", "Víctor Ros"... Ha desarrollado también "Malaka". Se va a pasar el resto de la semana por Avilés, en Festival Celsius 232 de literatura fantástica, ciencia ficción y terror. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA en un vestíbulo del hotel en el que se aloja estos días.
- De un friki de "El Ministerio del Tiempo" a su creador. ¿Va a haber quinta temporada?
-No lo sé. Antes, cuando acababa una temporada pensaba en qué podía ocurrir en la siguiente. Después de que entre la tercera y la cuarta pasaran casi tres años ya no me planteo esas cosas.
- Pues no entiendo nada: hay una cohorte de frikis que la reclaman.
-Hay que tener cuidado con eso de friki, porque hay quien lo identifica con un reducto pequeño, pero qué va. Yo creo que "El Ministerio del Tiempo" tiene seguidores frikis y seguidores masivos. Dese cuenta de que si suma todos los que ven los capítulos en la televisión, en la web, en Netflix en su momento, ahora en HBO... Me apuesto lo que fuera a que ganamos en audiencia al programa que nos gana tan claramente el día de emisión. En seis o siete meses hemos superado esas cifras de una manera tan claramente. Hay un grupo de ministéricos argentinos, otro grupo de ministéricos franceses... Franceses. Este año la escena de Camarón con Lorca ha sido...
- ...Un petazo.
-Sí, sí. O la de Velázquez en el Prado. Este año hemos generado imágenes icónicas.
- ¿Qué sucede? ¿Los programadores están sentados aún en el siglo XX?
-Yo no puedo opinar eso. Yo soy como los vampiros: no entro donde no me invitan. Si me invitan, hago la serie. Si no, pues nada. Nadie está obligado a que le guste "El Ministerio del Tiempo".
- Pero pasa.
-Yo hago las series cuando me las encargan, que me las encarguen es decisión de otros.
- Otra de friki: el último capítulo no se viaja al pasado.
-En realidad sí: es el futuro el que viaja al pasado, a nuestro presente. Analícelo. Con lo cual seguimos las reglas de que el único viaje posible es al pasado, como "El Ministerio" de toda la vida. ¿Cuál es la diferencia? Pues que el Ministerio que conocemos no es el último de todos.
- ¿Se plantearon la serie como una herramienta didáctica?
-Estamos encantados de ser una serie didáctica, pero eso nunca nos lo habíamos planteado: queríamos entretener y contar algo. Cada autor acaba contando el momento en el que está. Dejamos "Isabel" para hacer "El Ministerio del Tiempo" porque mi hermano ya estaba muy mal: era enfermo de ELA. Mi hermano empieza a despedirse del mundo escribiendo la primera temporada de la serie. Y se nota. Y yo escribo para despedirme de él, que se está despidiendo del mundo. El impacto de la primera temporada del "Ministerio del Tiempo" es absolutamente melancólico de pérdida muy grande. Cuando la gente compara nuestra serie con "Doctor Who" -serie que adoro- yo digo que nosotros tenemos su concepto juvenil, pero somos más adultos. "El Ministerio del Tiempo" compara el paso del tiempo con la pérdida irreparable. En nuestro caso, además, vino todo esto en un momento personal así de duro. Yo en "El Ministerio del Tiempo" hablo de Serrat, del Atléti, de Camarón, de la política. En la serie hay mucho de biográfico.
- Marc Vigil sale como productor ejecutivo por primera vez.
-Se lo debía: siempre lo había sido.
