Los amantes de la berenjena en Asturias están de enhorabuena: los frutos que crecen en las huertas este verano son los mejores de los últimos años. ¿El motivo? Unos meses a finales de primavera e inicio de verano con mucho sol -al menos, más que otras temporadas-, lo que ha facilitado una cosecha abundante y de calidad como pocos recuerdan. Así lo constatan los pequeños agricultores, cuyos puestos en los mercados de fruta y verdura rebosan de grandes y espléndidas piezas moradas, sin apenas daños, casi perfectas.
Pariente directa del calabacín, el cultivo de la berenjena en Asturias se concentra en primavera y verano, cuando las temperaturas suben y el sol luce. Es en esta época cuando se dispone de los mejores frutos, que crecen en las huertas sin mayores problemas -siempre y cuando no los azote el frío o demasiado orbayo- y sin necesidad de grandes cuidados. Si bien la planta es perenne en lugares de clima cálido, en la tierra asturiana es casi imposible conservarla de una temporada para otra al aire libre, así que al llegar septiembre u octubre es necesario arrancarla, pues la producción se habrá agotado.
Los plantones de berenjena -la común y más habitual es la de color morada que da frutos de hasta 30 centímetros- están a la venta en cualquier mercado o tienda especializada. Todavía es posible encontrarlos en Asturias, si bien según avance el verano desaparecerán. Es conveniente dejar bastante espacio entre las plantas, que crecen a lo alto y a lo ancho, regar abundantemente y buscarles un sitio alejado de corrientes y de sombra. A diferencia del calabacín, que en un mes puede empezar a producir, la berenjena necesita más tiempo para alumbrar su fruto. Así, la cosecha de los que hayan plantado tarde, llegará para bien entrado el verano.
(www.lne.es/blogs/la-alegria-de-la-huerta)
