En el mundo del cómic hay superhéroes que han sido creados porque para formar un grupo tiene que haber diferentes miembros. Hank Pym, más conocido como el Ant-Man Original y su pareja, Janet Van Dyne fueron dos miembros fundadores de los poderosos Vengadores (aunque en las películas de Disney y Marvel no sea así). Se trata de dos personajes que, pese a su importancia dentro del universo superheroico de la editorial, nunca han gozado del mismo prestigio que otros compañeros como el Capitán América, Spider-Man o Iron Man. Un rasgo que se ha traslado a lo cinematográfico.
"Ant-Man y la Avispa" cumple su función como blockbuster veraniego. Sin grandes aspiraciones, se trata de un cóctel con un humor blanco carente de maldad, acompañado por un apartado visual que es el mayor reclamo de la cinta. Paul Rudd necesitaba una compañera para que sí hubiera alguien creíble a la hora de plantar cara a los villanos. Evangeline Lily se calza las alas para ser la aliada de un Rudd que lleva el peso de la cinta y que no está preparado para ser un superhéroe. Ambos reciben la réplica de un Michael Douglas que aún sigue perdido en esto de las películas de superhéroes. Su papel es el del propio Hank Pym, el héroe clásico de Marvel, que en esta ocasión está obsesionando con encontrar a su esposa desaparecida en el inquietante mundo cuántico y a la que da vida Michelle Pfeiffer, quien vuelve a ponerse en la piel de una heroína después de su recordado papel como Catwoman en el "Batman vuelve" de Tim Burton.
La cinta tenía la complicada tarea de ser el siguiente estreno de la compañía tras la exitosa "Vengadores: Infinity War", que ha batido un sinfín de récords en taquilla a lo largo y ancho del mundo. El fan acudirá a los cines a buscar la conexión entre esta cinta y la titánica producción. Algo que los creadores de "Ant-Man y la Avispa" han tenido en cuenta y que brindan al espectador, especialmente en las ya esperadas escenas post-créditos, tan características de las películas de Marvel.
