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Sal.lustià Álvarez, presidente de la DO Priorat: "Cangas necesita un plan no solo vinícola"

"Teníamos los precios del vino por encima de la media española, hubo que buscarse la vida fuera"

Sal.lustià Álvarez, presidente de la DO Priorat: "Cangas necesita un plan no solo vinícola" DEMELSA ÁLVAREZ

El Priorato supo hacer del vino su seña de identidad y generar alrededor de un sector en decadencia una nueva economía de escala que implicó a todo el territorio. El actual presidente de la Denominación de Origen Calificada Priorat, Sal·lustià Álvarez, quien también lo fue entre 1992 y 2011, recuerda que a finales de los ochenta y principios de los noventa eran 12 las bodegas y 500 las hectáreas en producción en la comarca catalana, unas cifras que en estos años han aumentado a 109 empresas y 2.000 hectáreas de cultivo.

- ¿Cómo fueron los primeros pasos para recuperar el sector vinícola en Priorato?

-Durante los década de los ochenta, la comarca había vivido un abandono constante del mundo rural y había tenido un cambio de cultivo hacia la avellano. Pero a finales de los ochenta el sector de la avellana entra en crisis y coincide con la llegada de los viticultores René Barbier, Álvaro Palacios y Daphne Glorian que empezaron a plantar un pequeño viñedo personal con la intención de poner en valor la zona y emular los grandes châteaux franceses. Durante unos años hubo un gran contraste de pensamientos de futuro. Por una parte, se consideraba que Priorat tenía que unificar su producción para reducir costos y, por otro, había una visión totalmente diferente que era implantar la empresa familiar agraria, con diversidad de bodegas. Fue una discusión que se mantuvo durante cinco años, hasta que se fue imponiendo la pluralidad. En 1995 con 18 bodegas pensar que llegaríamos a las 100 parecía un sueño utópico y ahora la creencia es que hay espacio para seguir manteniendo el ritmo de crecimiento de dos o tres bodegas anuales y unas 20 hectáreas de plantación.

- ¿Qué supuso para el territorio?

-El Priorato en su momento tuvo tesón, constancia y saber hacer. El elemento clave fue crear un proyecto global, un proyecto colectivo que dentro tiene 25 proyectos individuales y la gran riqueza que hemos conseguido es que una zona que estaba en devaluación territorial, puso en valor sus vinos, pero también un territorio y eso conlleva que repercuta en una serie de actividades. Por una parte, nueva plantación de viñedo, implantación de un tejido industrial vitícola, generación de puestos de trabajo y, por otra, el desarrollo enoturístico, con la apuesta por la restauración y casas rurales.

- Al final el vino se convirtió en un atractivo para la zona.

-Sí, el vino y el turismo fueron cogidos de la mano. Cuando uno salía a vender un priorato el paso siguiente era invitar al cliente a conocer la tierra donde se producía y el que se sentía atraído por este producto y esta originalidad de proyecto tenía la curiosidad de venir a conocer el lugar de producción y aquí es donde enoturismo tiene un factor clave con los servicios que le ofrece al turista.

- ¿Por qué se exporta la mayor parte del vino Priorato?

-Nos encontramos que teníamos unos precios de media por encima de la media de los vinos que se producían en la península Ibérica. Así que en un país que es productor de muchos buenos vinos y a unos precios relativamente bajos, si sales con unos precios más altos tienes que buscarte la vida porque en el mercado interno no tienes espacio. Tuvimos que dirigirnos a países que no son productores y estos encontraron en Priorato que por el nivel de calidad, similar a vinos franceses e italianos, tenían un vino con un precio por debajo.

- ¿A dónde exportan?

-Los tres grandes mercados del Priorato son EEUU, Alemania y Suiza. Luego estaría toda la parte norte de Europa con Suecia, Noruega, Bélgica, Holanda y lo demás se distribuye llegando casi a 70 países.

- Tienen una apuesta por el vino ecológico.

-En las zonas de viñedo difícil, la no mecanización te obliga a realizar prácticas culturales ancestrales. Priorato está inmerso en una búsqueda de hacer una producción lo más natural posible respecto al uso de productos lo menos agresivos posible pero siempre respetando la calidad del fruto. Además, buscamos equilibrio de naturaleza y producción agrícola de control humano. Algo en lo que participan casi todas las bodegas mientras otras forman parte de proyectos colectivos de actividades biodinámicas y ecológicas.

- ¿Cómo ha visto el proyecto de la DOP vino de Cangas?

-Después de hablar con una pluralidad de gente implicada en el proyecto veo dos elementos claves muy importantes. Por un lado, detecté una clara sensación de que la gente siente muy suyo Cangas del Narcea, se sienten orgullosos de su territorio y eso es importantísimo, porque si partes sin ilusión colectiva el futuro es más complicado. También vi que hay una incipiente posibilidad de poder empezar a actuar, una posibilidad técnica. Cangas del Narcea tiene que saber encontrar la forma de hacer un proyecto colectivo que permita que todos los actores se sientan partícipes, ha de formar un proyecto de comarca, esto es complejo, pero no por ello no posible? Cangas tiene dos retos: estar convencido de que ya es un proyecto y de que no sólo lo es vitivinícola, sino territorial. Luego ya es intentar no cometer errores.

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