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Ni héroe ni villano

Dwayne Johnson.

La nueva entrega del universo cinematográfico expandido de DC tiene poca relación con los filmes sobre Superman y Batman de Zack Snyder, los de Wonder Woman, Escuadrón Suicida o Aquaman.

Tampoco se parece mucho a "¡Shazam!", con cuya historia y protagonista se emparenta: el ser milenario y super-poderoso que interpreta ahora Dwayne Johnson es el gran antagonista del capitán Marvel o Shazam.

La presencia del "rocoso" actor al frente del reparto y la de Jaume Collet-Serra tras la mesa de máquinas –en la que es la segunda colaboración entre intérprete y director tras "Jungle cruise"– le confiere al producto un tono más distendido, como si fuera un gran juego, muy caro y con tanta épica como edificios devastados por luchas apocalípticas, pero en el fondo más lúdico que las oscuras propuestas de Snyder.

El filme se permite guiños a Sergio Leone y puyas contra la presencia estadounidense en conflictos que no son los suyos. Ese es el papel que juegan en la película los miembros de la Sociedad de la Justicia, un supergrupo que vela por la estabilidad global, pero tiene bastantes menos recursos y fuerzas de los esperados.

Al lado de los adolescentes Ciclón y Rompeátomos, el siempre enfurecido Hombre Halcón y el distinguido Doctor Destino que encarna Pierce Brosnan, el poderoso Black Adam manda, decide y golpea a su antojo. Lo más interesante es que no resulta ser ni héroe ni villano.

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